XV Muestra Syfy de cine fantástico – Embarazadas, padrazos y colonias

En 2018, Eventos, Festivales y Muestras, Muestra Syfy by Néstor JuezDeja un comentario

Una de las actividades que más ama este crítico es ir a la Muestra Syfy. Me une a ella un fuerte vínculo sentimental, llevo cubriéndola para esta web desde hace siete años (no en vano es el primer festival o Muestra que hemos cubierto, y a la que más hemos asistido) y me ha dado muy buenos momentos. Y este año era especial, pues se cumplía el 15º aniversario de la misma, celebrada de nuevo en los cines Palacio de la prensa de Madrid. Cómo ya comenté en la Presentación, la programación de esta edición prometía más que de costumbre. Pero, lamentablemente, no se acreditó a este medio por segundo año consecutivo, por lo que no pude ver todas las películas. Tuve que conformarme con cuatro compradas, tres con acceso por invitación y aquellos que pude encontrar en casa y disfrutar desde el sofá. Sin embargo, pese a no disfrutar plenamente de la experiencia sensorial Syfy al no vivir grandes maratones (pero sí proyecciones sueltas de acalorada y divertida interactividad del público), sí que disfruté sobremanera de las películas que me permitió contemplar. La programación ha sido la más fuerte en años, y sin duda la Muestra de mayor nivel a la que he asistido, junto a la de 2015. Películas variadas, frescas y representantes de sugerentes vías narrativas, tanto dentro como más alejadas del género. Sin más dilación, me dispongo a analizar lo que dio de sí la jornada, y a desglosar lacónicamente las virtudes de los platos fuertes del fin de semana. Comencemos. 

JUEVES 8 DE MARZO

El jueves 8, cómo es costumbre, sólo vimos un filme, el de apertura, a las 22:00 de la noche en los cines Palacio de la prensa de Madrid. Para estas ocasiones siempre se apuesta por un fuerte (en términos de esperada taquilla) preestreno que llega a las salas de cine al día siguiente. En este caso se eligió la última gran apuesta de la casa Disney: Un pliegue en el tiempo, adaptación del relato infantil homónimo de Madeleine L´Engle y dirigida por la prestigiosa realizadora norteamericana Ava DuVernay.  Meg hace años que vio desaparecer a su padre (Chris Pine), y es una niña introvertida ridiculizada a diario en el instituto. Una tarde ella, su amigo Calvin y su hermano Charles Wallace recibirán en su jardín la visita de las señoras Qué (Reese Whiterspoon), Quién (Mindy Kalling, hablando con citas) y Cuál (una literalmente gigante Oprah Winfrey), que les ayudarán a Teseractuar por el universo para encontrar a su padre y, en el proceso, derrotar al maligno Ello. Una metáfora de la lucha de una niña por aprender a aceptarse a sí misma y querer su realidad para ser fuerte y superar los enemigos del día a día. Cine familiar escapista de pura fantasía, con criaturas y mundos imposibles, Una película que claramente apuesta a la baza audiovisual y al espectáculo de lagrimón. Una película, no me demoraré más, que es un absoluto despropósito. Una película de personajes estrafalarios, ridículos y planos que nunca conocemos y que dejan una línea irrisoria de diálogo tras otra. Una película de escenas de subrayado dramón y que se compone de un guión aleatorio incomprensible que nunca reposa el frenesí para explicar los sucesos, limitándose a ir de un escenario digital iconográficamente reminiscente de otros filmes a otro. Superproducción de efecto torpe, tono blando y empalagoso, historia que no emociona y situaciones absurdas para todo aquel que no sea un chiquillo. Cine familiar en la vena más narrativamente perezosa. Apuesta ambiciosa que, a día de hoy, ha salido por la culata. En el contexto del Syfy resultó ser un salvaje despiporre, toda una comedia involuntaria. Propaganda electoral para Oprah. 4,5/10

VIERNES 9 DE MARZO

Empezó la jornada con menos público que en otras ocasiones, principalmente por ser jornada laboral, a unas exigentes 15:30 para disfrutar de la brasileña As boas maneiras, dirigida por Juliana Rojas y Marco Dutra y premiada en Sitges. Clara está buscando trabajo, y acude a una entrevista de trabajo para ser la limpiadora y asistente personal de la adinerada y alocada Ana durante los días de su peliagudo embarazo. Ellas iniciarán una hermosa relación, pero el comportamiento de Ana en días de luna llena irá empeorando, hasta que finalmente Joel nazca por su propio pie y mate a su madre al nacer. Clara, pese a todo, se armará de valor y cuidará a este hombre lobo en solitario, haciéndole llevar una vida vegetariana y encadenándole de noche. Un acercamiento fresco a los hombres lobo desde la perspectiva del costumbrismo brasileño y un tono más circunspecto. Película anegada de lunas llenas, lo que hizo las delicias del público, que tenemos como tradición aplaudir cada vez que una luna llena sale en plano. Película realmente tierna y entrañable, de hermosos personajes, que desde el fantástico hace un sincero alegato a las madres solteras. Tiene el filme una interesante baza: sabe camuflar con maña su escaso presupuesto: fondos pintados, maquetas, chromas y un hombre lobo realmente bien hecho, e incluso flashbacks recreados con dibujos, lo que hace que perdones lo barata que es. Sí que es cierto que, además de predecible, muchos momentos carecen de fuerza, y sus múltiples escenas musicales son de vergüenza. Con todo, una película muy aceptable, digna del nivel medio-alto de un Syfy. 6,7/10

A las 18:00 se proyectó que no pude ver durante la Muestra pero que disfruté en mi hogar unos pocos días después: el thriller surcoreano A day, de Cho Sun-Ho. Jun-Young es un médico de prestigio que, tras unos días de trabajo en las Naciones Unidas, vuelve a casa. Una vez en el aeropuerto, procurará zafarse rápido de una rueda de prensa para reencontrarse con su hija Eun-Jung, a la que tiene muy abandonada. Pero de camino, se encontrará con un aparatoso accidente de tráfico en el que su hijo está envuelta. Atrapado en un bucle temporal que le obliga a vivir ese aciago día una y otra vez, sólo podrá escapar de ese infierno desentrañando un misterio de ramificaciones más cercanas a él de lo que pudiera imaginar. Un filme trepidante e intenso que da una nueva vuelta a la dinámica de Atrapado en el tiempo con un guión que logra que no pierda frescura ni internet. Una película que atrapa a varias personas en este frenesí, y que nos descubre poco a poco la conexión que tienen con el culpable, que se remonta a una tragedia del pasado. Pero que, también es cierto, carece de la excelencia audiovisual de otras películas del país, aún estando bien producida. No aporta nada nuevo al subgénero de reiteración temporal, su desarrollo, inverosímil, no logra que sus personajes lleguen a ser interesantes, y el filme apuesta para la tragedia por el dramón histriónico chillón, llorica y cargante. De una cursilería resaltada por una banda sonora burdamente usada. Pese a todo, otro filme lejos de ser malo y más que aceptable para el nivel histórico de la muestra. 6,5/10

A las 20:00 volví, bien acompañado, a los cines del Palacio de la Prensa de Madrid para disfrutar en el más alocado ambiente Syfy para la única película de terror puro de esta edición: la estadounidense Downrange, dirigida por el nipón Ryuhei Kitamura, de quién ya se proyectó alguna película en un Syfy de hace muchos años. Un grupo de amigos veinteañeros viajan en el mismo coche cuando una de las ruedas revienta, dejándoles tirados en una carretera abandonada con muy mala cobertura. Intentando pedir auxilio y cambiar la rueda descubrirán para su desgracia que no están solos. Un francotirador les vigila de cerca, escondido, y está dispuesto a acabar con ellos uno a uno con su puntería infalible tan pronto como hagan un movimiento en falso. Terror de situación, de premisa fácil y efectiva: una situación de encierro con un enemigo temible y con no más recursos que su maña. Un filme de dispositivo que juega a la baza de la tensión constante. Una película adecuada para la programación e idónea para verla entre el público de la Muestra, pues sin duda lo pasamos en grande. Pero esto se debió a que la película era deficiente. Plagada de personajes idiotas de estúpidos comportamientos, la película es una sucesión de momentos climáticos absurdos y exagerados y comportamientos irritantes. Con dejes de estilo y realización francamente feos. Película honesta, eso sí, y francamente entretenida y disfrutable, pero que produce más risa que miedo. 5,2/10

A las tardías 22:30, tras disfrutar del insípido pero entrañable corto español La última cita, se proyectó el que era el plato fuerte del día y la que terminó siendo la mejor película de toda la muestra: el drama carcelario Brawl in Cell Block 99 de S. Craig Zahler, quien ya nos fascinó en la Muestra de hace dos años con la estupenda Bone Tomahawk. Bradley es un hombre fuerte, inexpresivo y calculador que se gana la vida como mano de carga en contrabandos de droga. Esperando que su mujer de a luz a su primer hijo, una trifulca nocturna con dos colaboradores y la policía provocará que entre, inevitablemente, en prisión (gracias a su astucia, con unos cargos mucho menores). Sin embargo, las presiones exteriores del cabecilla mafioso de los gorilas a los que traicionó y su chantaje emocional le obligarán a adentrarse en la parte más oscura e insondable del tejido de prisiones para salvar a su familia. Un estudio de personajes pausado, duro y largo, pero realmente interesante. Un medido y sutil relato de caída a los infiernos puntualmente acentuado con momentos de violencia extrema (filmados, dicho sea de paso, con mucho gusto). Una película homenaje al blaixplotation de los 70 que, aún sucia en la diégesis que elige, no deja de ser cine de autor muy medido, que brilla por dos motivos: un circunspecto y físicamente poderoso Vince Vaughn en estado de gracia (que logra que empaticemos con un hombre que asusta y que, aún con pocas palabras, rebosa carisma) y un estupendo guión. Uno en el que no pasa realmente gran cosa, pero relata un proceso emocional y un viaje hacia el infierno que empapa al espectador en la desgracia de un hombre que sólo recurre a los palos si no hay otra alternativa, con unos diálogos brillantes. Una película seca, parca en elementos, un tanto depresiva y, cuando procede, desagradable. Pero un ejercicio de cine con mucha personalidad y encanto cinematográfico, con una delicadeza última tan sorprendente como grata. Una película asceta y, quizás aburrida que se erigió con derecho propio como la mejor película vista durante el fin de semana. Muy recomendable. 7,7/10

Y en sesión golfa se proyectó Mayhem, de Joe Lynch. En tanto no estaba acreditado consideré oportuno dejarla de lado pues, salvo contadas excepciones, las películas de madrugada acostumbran a ser bodrios sangrientos que se programan tan sólo para el solazamiento y diversión de la bancada. Y sin ser en absoluto desastrosa, esta película sobre carnicerías en oficina venía a ser justo esto. Según pude recopilar, nada desdeñable pero tampoco merecedora de un esfuerzo casero por visionarla.  

SÁBADO 10 DE MARZO

Tras una sesión matutina para infantes de Peter Rabbit, a la que no acudí tanto para recuperar horas de sueño como por total falta de interés, la jornada comenzó para el grueso del público a las 16:00 con la proyección de la película de animación china Have a nice day, de Liu Jian, que pudo verse también en Sitges. Un maletín lleno de millones de Yuanes reúne a su alrededor a un abanico de variopintos personajes de rutas vitales interconectadas y vínculos variados con la mafia de la zona. Sus ansias por hacerse con el botín desembocarán en una caótica carrera a contrarreloj que desembocará en una catarsis sangrienta. Cine de mafiosos chinos y personajes cutres narrado con animación de estilo comiquero. Estéticamente, la película no carece de valía, sobre todo en el dibujo de los escenarios. Su pausado tono narrativo es curioso, y la canción que suena en los títulos de crédito está realmente bien. Pero ahí dónde el dibujo es hermoso, la animación de estos es deplorable, con muchos momentos en los que sólo se mueven los labios de los personajes. Y cuando usan planos recursos con animales, tienen la cara dura de ponernos ilustraciones, sin ningún elemento animado. Y la ausencia de ritmo no es compensada por nada, pues su aleatorio argumento de momentos difíciles de seguir o entender hace que resulte pesado seguir un filme en el que no dejan de aparecer personajes nuevos de los que no llegamos a conocer ni sus nombres. Ni mucho menos tan demencial como la audiencia del Syfy proclamó a gritos, pero cuanto menos decepcionante. 4,8/10

A las 18:00 fue el turno de una de las pocas películas de la Muestra que, en estos instantes, no he sido capaz de ver: hablamos del drama de zombies irlandés The cured, de David Freyne. Un amigo mío pudo disfrutarla en Sitges, y por lo visto no se trató ni mucho menos de una mala película. Pero tenía pinta de quedarse a medias. El cine zombie está realmente agotada, y la variante de cine social dramático serio es la más cansina que puede tomar. Y hasta dónde pude escuchar, la película desaprovechaba los temas planteados y la riqueza del contexto político irlandés en el que se situaba. 

A las 20:00 servidor y unos pocos amigos disfrutamos en la Sala 1 de uno de los filmes más apetecibles del día: la aventura espacial rusa Salyut-7, de Klim Shipenko, vista en Sitges y primera película de su país en proyectarse en la Muestra. En 1985, la estación espacial rusa Salyut-7, de toneladas de peso, perdió todo contacto con los controles terrestres y quedó vagando a la deriva, con riesgo de colisionar con la Tierra en pocos días. Para emprender la arriesgada misión de acoplarse a la estación y recuperarla evitando el rescate y su pérdida el gobierno ruso depositará su esperanza en dos veteranos: el duro y seguro Vladimir Fiodorov, ya retirado en compañía de su mujer e hija, y Viktor Alyokhin, cuya mujer está pronta a dar a luz. Ambos superarán muchas vicisitudes que pondrán en riesgo su vida para concluir su misión con éxito. El Gravity ruso, toda una herramienta de propaganda soviética. Exaltación patriótica entretenidísima y espectacular. Una película que puso mucho empeño en sus escenas espaciales, realmente bien filmadas, en las que los medios de producción aparentan ser mayores de lo que realmente fueron. La película se toma su tiempo para presentar a los personajes, logrando que los conozcamos y nos impliquemos emocionalmente en su aventura. Y ni ahí pierde nuestro interés, logrando tenernos constantemente en vilo. La película funciona como una bomba, sorprendentemente épica. Épica, eso sí de brocha gorda. De zafio uso de las músicas machacones y de las Rusadas (tan irritantes como las americanadas) obvias, con momentos de subrayado dramático risibles. Y ahí dónde el filme brilla en el espacio, sus escenarios terrestres son acartonados. Y aún siendo espectacular, a nivel creativo no hay gran cosa que destacar, y nada en el filme invita al recuerdo. Es tan sólo un pasatiempo, pero cumple con nota en ese apartado. Otro filme de esos que degustas sin quejas en una muestra. 6,2/10

Y a las 22:00, tras ver una vez más el hilarante corto español R.I.P., de Caye Casas y Albert Pintó, llegó otra de las perlas más esperadas de la programación: el romance punk How to talk to girls at parties, adaptación de un relato homónimo de Neil Gaiman de la mano del reverenciado John Cameron Mitchell que se estrenó en Cannes. En los barrios humildes del Londres de los años 70, un adolescente y retraído Enn (notable Alex Sharp) adora el punk y acude a conciertos (gestionados por una Reina Boadicea interpretada con garbo por Nicole Kidman) con sus dos mejores amigos, con los que deambula por fiestas nocturnas. En una de estas juergas acaba en una casa habitada por extraños jovenes vestidos de pintorescos colores. Entre estas hermosas muchachas vestidas de látex e integrantes, según ellos, de seis colonias diferentes, se halla una curiosa Zan (una de nueva excelente Elle Fanning). Decidida a ampliar su conocimiento antes de la comida, se escapará con Enn y durante unos días vivirá con él un intenso romance. Una película loca y desenfadada, rebosante de energía, hipercromática y sexual oda al punk aderezada con metafóricas comunidades alienígenas y romances adolescentes de extrañeza y energía. Una sucesión de momentos de delirio y libertad, alegría y búsqueda de amor libre, sin ataduras. Una película tan personal, exótica y amena, así como jugosa en el plano sensorial y estético, que es difícil no dejarse arrastrar por su torbellino. Pero este exceso y catarsis juega por momentos en contra del filme, que atesora muchas escenas que pierden el control de sí mismas. Y el núcleo emocional del filme, el romance de Enn y Zan, no emociona mucho en los momentos de cierre dramático. Con todo, el tercer mejor filme de la Muestra, a una clara distancia del resto. 7,4/10

Se cerró la jornada a las 01:00 con la película Victor Crowley, de Adam Green, tercera película de la saga gore Ratchet cuya primera entrega se vio en un Syfy antiguo. Esta sí que fue la típica mamarrachada de madrugada chusca y absurda que tan sólo busca un descerebrado divertimento. Por tanto, imagino que los que más disfrutan este tipo de cine se verían satisfechos. El resto, pudimos acostarnos un poco más temprano. 

DOMINGO 11 DE MARZO

Tras una proyección matutina de Parque Jurásico por motivo de su 25 aniversario, las proyecciones vespertinas del domingo comenzaron con la atípica I am not a witch, drama francés ambientada en Zambia y dirigida por Rungano Nyoni. Película que no pude ver en los Cines Palacio de la prensa, pero sí esa misma noche en mi hogar. En un pequeño pueblo de Zambia, la niña de ocho años Shula (Maggie Mulubwa, excelente) es acusada de ser bruja por levantar malos augurios y provocar que a una pueblerina se le cayera el cubo de agua al pasar delante suyo. Como castigo se la destierra a un campamento de brujas en el desierto, dónde se le atará un lazo blanco y se la forzará a hacer trabajo social. Si intenta escapar, se convertirá en una cabra blanca. Silenciosa y deprimida, deberá aceptar su destino. Una película costumbrista de drama social que parte de la anécdota de la brujería y critica desde un ácido humor negro. Pese a tratar un tema muy duro, la película no carga las tintas y enseña su diégesis sin banalizar pero sin perder la gravedad, con quietud y leves coqueteos con el absurdo. El filme posee una hermosa estética y un acertado uso de la música, además de una protagonista poderosa y un relato interesante de escenarios ricos. Con todo, la película se queda en terreno de nadie, y no fuerza la máquina ni va más allá. Aún breve, pierde su razón de ser y muy temprano fluye sin pulsión, por inercia, falta de fuerza. Y muchas escenas se sienten innecesarias. Es una película asceta que, lamentablemente, se queda en poca cosa. Su absoluta lejanía del fantástico y su aburrido ritmo fueron la puntilla de los mandanguers, pero agradezco que se programen propuestas tan rompedoras. De drama aún actual, y de siempre necesario recuerdo. 6,3/10

A las 18:00 se proyectó otra de las películas que aún no he podido ver: la película fantástica The endless, dirigida por Justin Benson y Aaron Moorhead. Película que, si bien modesta en su factura audiovisual y tramposa en su argumento, lograba tramar una trepidante experiencia y resolver de manera acertada sus múltiples incógnitos. De trama laberíntica y misteriosa, que combina sectas con bucles espacio-temporales, pareció ser un éxito moderado. Servidor sufrió una de las películas anteriores de la dupla, vista en otro Syfy, pero pese a ello se arrepintió de no haber podido asistir. 

A las 20:00 se proyectó la segunda mejor película de la Muestra, que no pude ver allí pero que ya había tenido la fortuna de poderla ver en un pase de Prensa de Surtsey Films: la noruega Thelma, película de Joachim Trier premiada en Sitges con el Gran premio del jurado y el premio al Mejor guión. Ya en diciembre analicé esta portentosa película, y no deseo reiterarme. Es un drama pausado y denso de conflictiva entrada a la madurez y solitaria adolescencia, familias represivas y pasados dolorosos con sugerentes derivas al fantástico. Un relato iniciático cuya Demiurga en formación no anda lejos de Carrie. Sin duda la segunda mejor película de la Muestra, y la película más densa en el recuerdo de aquellos que poblan el notable podio del fin de semana, pues las tres destacaron sobre el resto. 7,5/10

Y a las 22:15 estaba programada para proyectarse en absoluta primicia Pacific Rim: Insurección, cedida por Universal. Pero por motivos ajenos a la Muestra, ésta se cayó a última hora (con suerte, aquellos que dispongamos de invitaciones podremos disfrutar de ella en primicia el 20 de marzo). En su lugar, se proyectó una película ya estrenada en cines y disponible en el Netflix anglófono desde agosto: Siete hermanas, de Tommy Wirkola. En una sociedad distópica, el gobierno ha decidido, por iniciativa de Nicolette Cayman (una lamentable Glenn Close), obligar a las familias a tener un sólo hijo para evitar la sobrepoblación. Los hijos restantes serán criogenizados. Cuando Terrence Settman (lacónico pero siempre correcto Willem Dafoe) queda a cargo de siete nietas gemelas, decide criarlas a todas. Para evitar que se las arrebaten, todas ellas encarnarán en sociedad la identidad única de Karen Settman (excelentes Noomi Rapace), y cada una de ellas saldrá a la calle el día de la semana que corresponda a su nombre. Ciencia ficción de sugerente premisa y buen reparto que, eso desde luego, nunca pierde el interés. Noomi Rapace, cómo cabía esperar, se luce. Y el nivel de producción es realmente encomiable. Pero al igual que los protagonistas son buenos personajes, los antagonistas son tremendamente aburridos y tontorrones. Y el guión, aunque entretenido, no es capaz de mantener el nivel en su desarrollo, y aún menos en sus pueriles giros narrativos. Un devenir pesado cargado de escenas de acción filmadas sin inspiración, en un escenario futurista plano y sin chispa. La película tiene fuerza, y conflictos personales interesantes, pero desaprovecha sus posibilidades. Ni mucho menos una mala película, pero sí un cierre de apaño que no estuvo a la altura. 6,0/10

En definitiva, una convocatoria muy exitosa en la afluencia de público y en el grato y apasionado recibimiento de las películas proyectadas. La visioné de una manera muy dispersa y anómala, pero sin duda saboree su variada y arriesgada programación, que marca las pautas de un estelar rumbo a seguir en años venideros. Tan sólo falta un año para volver a la Muestra, y aún si siguen sin acreditar a Celuloides en remojo, seguiremos muy atentos a todo lo que acontezca dentro de esas salas de cine, ante los ojos vibrantes de Leticia Dolera. 

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