X-Men Apocalipsis – Catastrofista y reiterativo cierre de círculo

En 2016, Cine, Críticas by Néstor JuezDeja un comentario

Dos años después de la sobrevalorada Días del Futuro Pasado el otrora prometedor realizador Bryan Singer cierra, con su cuarta aventura mutante como capitán, la segunda trilogía de los X-Men. Una trilogía que nació con la intención de relanzar la saga en nuevas direcciones y que ha acabado rindiendo homenaje y conectando temáticamente con las dos primeras películas de la franquicia mutante. Ya percibimos en 2014 cierta pereza en la puesta en escena de unos personajes ya de sobra conocidos, y de nuevo asistimos a una recuperación total de las formas visuales de los primeros 2000. Pero a pesar de una premisa argumental sencilla y tonta, este filme heredero del taquillazo catastrofista de los noventa (que existe para el único fin de dar sentido de cierre, el cual se estima que no se logra con dípticos. Ya cayó Nolan en esa concepción, con nefastos resultados en su caso) supera a su enrevesada predecesora gracias a un desarrollo argumental consistente y ameno, que no brilla en ningún aspecto y se siente repetitivo con respecto a la iconografía y mitología de la saga, pero que es un capítulo divertido y dinámico que satisfará a los aficionados mutantes y concluye esta línea narrativa con nobleza. 

En Sabah Nhur, el primer mutante de la Historia de la Humanidad, es venerado en el antiguo Egipto como si de un Dios se tratase. Adquiriendo poderes de otros mutantes a través de la transfiguración corporal (traspasándose de su recipiente corpóreo a otro), se ha vuelto extremadamente poderoso. Pero en un acto sacro de transfiguración, un grupo de seguidores egipcios le traicionan y ocasionan una revuelta, que concluye con el derrumbamiento de la pirámide y el entierro bajo capas de piedras de un aletargado Sabah Nhur. Despertará de su reposo milenios después, en un 1983 en el que los mutantes veneran a Mística como una heroína, Xavier recluta para su escuela de jóvenes talentos a unos adolescentes Jean y Scott (cuya escena trágica de descubrimiento de poderes recuerda a la de Pícara en X-Men) y Erik (Magneto) intenta rehacer su vida. El longevo mutante aborrece el mundo que se encuentra, en el que la gente adora a falsos dioses (múltiples referencias cristianas y de regímenes dictatoriales del siglo pasado absurdas nos acompañan), por lo que decide purgar este mundo exterminando la sociedad occidental, para construir uno mejor. Para tamaña empresa se hará con la ayuda de cuatro jinetes: Un Magneto que ha perdido una vez más todo lo que amaba (asistimos a esta pérdida en unas excelentes escenas desarrolladas en Polonia), una Tormenta rebelde (de nuevo, en una versión más joven), un desperdiciado Ángel y una anodina Mariposa Mental de atuendo absurdamente sexualizado. Ambos bandos, cargados con dudas morales, posturas ideológicas enfrentadas de cara a su inclusión social y remordimientos del pasado, se enfrentarán en una batalla de proporciones épicas en lo que a destrucción de mobiliario urbano se refiere. Un argumento que suena tontorrón, y que en esta era de abundancia superheroica ya ha sido mil veces visto. Son factores circunstanciales que, sin embargo, pesan horrores al filme. Si a ello añadimos que ya conocemos de sobra a los personajes y sus dilemas provoca de nuevo que nos acerquemos desde el hastío. Pero, gratamente, nos encontramos ante una aventura de acción interesante, entretenida, hábilmente desarrollada a nivel narrativo y muy entretenida. Su concepción del espectáculo, por pueril, queda tan realzada por un tono tan serio como gracioso (un humor inteligente y orgánico) y unos personajes carismáticos y atormentados que nos brindan conflictos personales de eminente interés, que resulta irresistible.

A nivel musical y fotográfico no se sale de la comercialidad estandarizada, pero cumple sobradamente. Sus guiños al aficionado (tales como ciertas presencias de personajes) o a otras entregas de la saga (Stryker y el retorno al lago Alkali, el retorno del jocoso Mercurio y la repetición de su, tal vez, excesiva escena de lucimiento) están excelentemente insertados en el desarrollo de la trama, muy coherente consigo misma (no como en Días). Pero el gran acierto dramático de la película es como cierra los arcos narrativos abiertos en la estupenda Primera Generación y acaba las dos trilogías con un punto y seguido. Reposando mucho sobre todo en la primera, la cinta continua los arcos dramáticos de cada personaje y abre unos nuevos que casan con los personajes de los primeros 2000 y se complementan muy bien con lo establecido hasta ahora. Pero he ahí el gran defecto: todo es muy reiterativo. Las peroratas de Xavier y los discursos de superación personal ya hastían, y el punto en el que concluye la evolución de nuestros héroes sigue siendo el de siempre. Pero el gran problema de la película es su triste villano y las características de la amenaza que propone. Su aspecto es tan extravagante como su origen, y más allá de su capacidad de imposición cuando seduce a sus desperdiciadísimos secuaces (hasta un Magneto olvidado tras unas secuencias excelentes previamente mencionadas), cuando se introduce en las mentes de dirigentes militares de todo el mundo o cuando batalla con Xavier en el interior de su psique, se diluye en ridículos gritos y discursos bobalicones. Y no son las suyas las únicas escenas ridículas (ahí está el deleznable momento del reclutamiento de Ángel). Y su amenaza no se siente tan mastodóntica, pues la destrucción a gran escala de grandes ciudades al puro estilo Emmerich no es sino pirotecnia vacua, carente de cualquier tipo de impacto emocional. Es por ello que la gran escena de destrucción final, desarrollada en un estiradísimo clímax (sobre todo al añadir torpemente de una manera predecible cierta escena clásica de la mitología del personaje de Jean Grey) hacen que tras un inicio prometedor el desafío que supone este villano hortera quede muy deslucido.

En definitiva, Apocalipsis es prescindible y común en todos los sentidos, pero es también un grato reencuentro con unos personajes muy bien construidos a lo largo de los años, y cierra con respeto la segunda trilogía mutante. En la cual, como no pasara en la primera, nos hemos encontrado con tres capítulos decentes. 6/10

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