Vivimos inmersos, nos guste o no, en un mundo capitalista de despiadada guerra comercial en el que las empresas compiten con depredadoras actitudes para hacerse con el mayor pedazo del pastel. Lo mismo sucede en el escenario cinematográfico, dónde un reducido puñado de estudios y compañías controlan el negocio audiovisual y delimitan de manera determinante el recorrido de la industria. Y si nos abstraemos del consumo multi-pantalla en hogares y nos centramos en el entretenimiento en la gran pantalla vivimos una preocupante situación, cada vez mas parecida a un monopolio. La feroz y considerablemente aborrecible Disney está absorbiendo la competencia, fagocitando en una tragedia sin precedentes a 20th Century Fox y haciéndose, por consiguiente, con su rama de cine independiente: Fox Searchlight. Por lo tanto, en los próximos meses engrosarán aún más sus arcas estrenando de tapadillo títulos de autor que se han demorado, algunos de ellos muy esperados. Como le sucede al filme de hoy, décimo trabajo de la trayectoria dilatada en el tiempo de un maestro que servidor ansiaba ver. Pero al fin nos llega Vida oculta, lo nuevo del esquivo Terrence Malick que compitió en la Sección Oficial del pasado Festival de Cannes. Recibida de manera dispar entre la crítica, pero con entusiasmo entre los convencidos, y con señales de preservar los rasgos de un estilo que lleva una década cautivándome. Vislumbraba con temor un futuro cercano de defensa en solitario y pasión subjetiva enfrentada contra el frío raciocinio, pero pese a ello encomendé mis pasos a un largo pase de prensa que seguro sería placentero. Y aún con sus problemas fácilmente identificables, recomiendo una película que encontré muy gratificante a nivel sentimental. Una experiencia mística un tanto dilatada y bebida de sí misma, pero muy seductora a nivel emocional. Una nueva homilía de un realizador único en su especie.
Radegund, Austria. Año 1939. El granjero Franz Jägerstätter vive una plácida y sencilla existencia junto a su mujer e hijos. Cuando Hitler llega al poder y el nazismo comienza a aflorar a su alrededor, recela del nuevo líder desde el primer instante. Pero cuando se niegue a jurarle lealtad y acudir al frente cuando es llamado a las armas, lo que es una firme convicción moral le conduce a un lacerante e irreversible infierno en vida, recibiendo durante el resto de sus vidas el castigo y desprecio de sus vecinos y compatriotas. Una trama clásica lineal sobre la vida real de un objetor de conciencia desde su captura hasta su adiós narrada con el estilo etéreo y filosófico al que Malick nos tiene acostumbrados en sus últimos trabajos. Tres horas sensibles, introspectivas y trascendentales de férrea convicción ideológica ante las adversidades de la represión. Un largo y sentido trance espiritual, un doloroso viaje interior de reflexión y pesadumbre. Una película, como no podía ser de otra manera, bellísima, visualmente deslumbrante. Su fotografía es exquisita, brindando estampas para el recuerdo gracias a la belleza desorbitada de los paisajes. Excelente banda sonora de James Newton Howard, así como efectivos los numerosos insertos de música clásica y música orquestal contemporánea que trufan el metraje. Flotante cámara angular en constante movimiento, reparto inspirado y argumento de claro interés para una experiencia religiosa que seduce en su hechizo devoto. La mejor película de Malick desde El árbol de la vida.
Aún cuando el ritmo lento y el espíritu e intenciones de la propuesta lo justifican, la película se hubiera vista beneficiada por una edición más depurada. Nunca llega a ser aburrida, pero sí extremadamente reiterativa, lo que acrecienta su farragosa densidad. Su insistencia la hace en ocasiones simplista, banal, y su planteamiento de situaciones y presentación de enemigos rencorosos se siente burda. El acomodamiento en este estilo por parte de Malick es evidente, y si bien placentero y emotivo el resultado es mucho menos revelador de lo que debería. Un cóctel en el que el maridaje de forma y fondo nunca llega a estar justificado, ni suman a la máxima potencia. Una muy lograda película, pero lejos de la excelencia a la que pretende aspirar.
Poética, abrumadora y sacramental, Vida oculta es una experiencia más plana de lo que debería y de características que resultarán indigestas a gran parte del público, pero es un caramelo goloso para Malickianos confesos.
- Título: Vida oculta/A hidden life
- Dirección: Terrence Malick
- Guión: Terrence Malick, basado en hechos reales
- Actores: August Diehl, Valerie Pachner, Michael Nyqvist, Jürgen Prochnow, Bruno Ganz
- Dirección de Fotografía: Jörg Widmer
- Música: James Newton Howard
- Estreno: 07 de febrero de 2020
- Duración: 174 minutos
- Web Oficial: http://www.foxsearchlight.com/ahiddenlife/
- Nota: 7,4/10