V Nocturna. Día 4: Enanos divinos, hombres altos y padres homicidas

En 2017, Eventos, Festivales y Muestras, Nocturna by Néstor JuezDeja un comentario

Festival de Cine fantástico de Nocturna de Madrid

Tras tres días de proyecciones a competición, el sábado 28 de octubre fue el día de clausura oficial del certamen, con la entrega de premios correspondientes y proyecciones de la sección Panorama. Además de citarme por vez primera con otro clásico del género, repetir en la sesión golfa con una propuesta aún más chusca y presenciar un filme de clausura con el gran atractivo de la presencia de su siempre hilarante estrella principal, otrora rey de Hollywood y ahora carne de GIF y parodia de sí mismo, sin dejar por ello de ser un buen actor. Si bien mis expectativas estaban atemperadas, la tendencia decreciente continuó en el que fue el día más flojo de la semana, en el que al anochecer se tocó al fin fondo, llegando a la mugre fílmica. Al menos, sin perder la diversión. 

A las 17:00, en la Sala 2 del Proyecciones, se proyectó, tras una breve presentación de la mano del equipo artístico, de la última revelación de la comedia fantástica española. En primer lugar vimos R.I.P, dirigido por  Caye Casas y Albert Pintó y premiado como mejor cortometraje en el último Festival de Sitges. En un pequeño pueblo, una mujer organiza con pompa y circunstancia el entierro de su marido, al que el doctor ha dado tres días de vida. Pero el día de la ceremonia, a falta de una hora para el entierro, el hombre no sólo no está muerto sino que se encuentra mejor que nunca, desea vivir y quiere que se anule su entierro. Su madre y mujer, que les da náuseas tan sólo de pensar  en cancelar el solemne evento, abarrotado de asistentes, y ser el hazmerreír del pueblo, harán todo lo que esté en su mano para que el hombre fallezca antes de que nadie se entere. Un irreverente corto de negrísimo humor, que critica con acidez la rigidez e impostura de los protocolos sociales y la transformación en evento de lo que se supone debiera ser un drama velado. Visualmente no hay de dónde rascar, y el exceso en la inverosímil carnaza asqueará al que no empatize con el humor de la crueldad, pero como comedia es una bomba. El mejor corto del certamen. 6,3/10. Le siguió el largo cómico Matar a Dios, dirigida por la misma dupla y también con Itziar Castro en el reparto, ganadora del premio del público en Sitges. En una casa en medio del bosque, Carlos y Ana, en discusión porque él sospecha de la infidelidad de ella, se preparan para recibir al hermano depresivo y el padre desenfadado de él para cenar y celebrar el año nuevo. Súbitamente, la aparición de un enano que dice ser Dios en la casa trastocará la velada, planteándoles este un arduo dilema que atañe a toda la raza humana. Una comedia irreverente sobre las relaciones amorosas y las problemáticas intrínsecas de sus convenciones tamizado por una estrafalaria premisa psicológica original y fantástica. Una comedia fuerte y ácida, enrabietada y juguetona, que supone un caso único dentro del cine español, conformado con el corto un corpus de estilo muy personal. Un grupo de actores en estado de inspiración (siempre agrada reencontrarse con Emilio Gavira, un clásico de nuestro cine) y un guión avispado y vibrante. Bien es cierto que la premisa queda desaprovechada en cuanto a su potencial fantástico, pese a unos ligeros pero acertados apuntes filosóficos, en pos de una comedia coloquial de enredos y pasiones. Una, además, con poco interés en el apartado visual, más allá de su dirección de arte. Pero es igualmente una refrescante comedia, y de lo más noble que vi en el festival. 6,3/10

Phantasma PhantasmA las 19:00 retornamos a la Sala 1, y tras un premio honorífico de Maestro del fantástico a Don Coscarelli se proyectó, remasterizada, su obra más famosa: Phantasma/Phantasm, pilar del fantástico estrenada en 1979. Tras el misterioso fallecimiento de su amigo en el cementerio, Mike asiste desolado a su entierro, seguido de cerca por su hermano pequeño Jody, preocupado por la temprana partida de su hermano a la ciudad. Pero un día descubrirá a un hombre alto rondando la tumba del difunto, e indagando descubrirá una extraña trama sobrenatural de criaturas enanas, bolas afiladas voladoras, espectros y portales interdimensionales. Una película muy reconocible, cuyo encanto particular hace comprensible su fama, así como su rica iconografía, potencia visual y la originalidad de su exuberante diégesis fantástica. Bien es cierto que la película que la rodea no está a la altura de su valor icónico, presentando personajes insulsos, más que evidentes problemas de ritmo y un argumento escaso de pocos hecho y respuestas que intercala escenas de acción y terror con largos fragmentos tediosos de investigación. Su estupenda banda sonora y su perturbador e inquietante misterio logra que se vea con gusto e interés, intacto incluso ahora, pero es un caso concreto en el que una película se ha mitificado no por el todo, sino por la suma de sus partes. 6,4/10

Mamá y papá Mom and dad Nicolas CageA las 22:00, tras la ceremonia de clausura (en la que se premió a Caroline Munro y Jack Taylor con los Nocturnas de honor, a Les affamés con el premio a mejores efectos especiales, a Tragedy Girls con el premio a Mejor guión, los premios a mejor actriz y dirección para Revenge y, decisión polémica entre la audiencia, los premios a mejor actor y película para la extraña Dhogs) se proyectó Mamá y papá/Mom and dad, un thriller gamberro dirigido, esta vez en solitario, por Brian Taylor, que también se vio en Sitges y, cómo casi todo, en Toronto. Brent (Nicolas Cage) es un gris oficinista atrapado en el tedio de su rutina. Kendall (Selma Blair), su mujer, es una enfermera que intenta negar su edad y pérdida de belleza con zumba y maquillaje, dolida de aceptar que ya no es objeto de deseo. Su hijo pequeño es un niño tímido y solitario. Su hija mayor es una adolescente millenial que no aguanta a sus padres y que sólo desea que le den dinero. Ambos hermanos tendrán que unirse frente a la adversidad, durante la tarde de un aciago día en que un virus se propagará, provocando en los padres un ansia irrefrenable para asesinar a sus propios hijos. Una comedia negra gamberra, febril y delirante de gato y ratón, de persecuciones en casa, encierros en sótano e histeria colectiva. Una película de la que, por implicados y por absurda premisa, no cabía esperar ninguna obra maestra, pero sí un divertimento salvaje. Y esto lo consigue, pero sólo en parte. La película es un caos, la mayor representación en pantalla de una manifestación o un atentado. Pero tan sólo un Nicolas Cage desatado y sus muecas se erigen en elemento de algún interés, en un filme inane que se queda a medias en todos los frentes. Ni es lo suficientemente violento, ni divertido, ni su crítica a la institución paterno-filial pasa de la caricatura boba, ni sus diálogos del consciente ridículo. Ruido visual con demasiada construcción de personajes carentes de interés, pobre puesta en escena de la guerra civil y ruido audiovisual, cámara en mano, a raudales. Bien es cierto que una película de estas características es un visionado disfrutable entre una audiencia entregada como esta. Pero no puedo elevar un producto por motivos extracinematográficos. Una chusquez que no puede verse sólo en casa, y que se queda corta desde sus propios parámetros. 4,1/10

Y a las 01:00, ya con una actitud distendida, desenfadada y ajena a la búsqueda de nada, afectada incluso levemente a nivel etílico, retorné con los muchachos a la Sala 1 para visionar la secuela Otro hombre lobo policía/Another WolfCop, comedia canadiense dirigida por Lowell Dean. El pueblo de Woodhaven se vio sacudido por una ola de popularidad mediática producida por los anuncios de un misterioso e inquietante hombre de negocios (con un innegable parecido físico a Robbie Williams) y su cerveza Chicken Milk. Esta bebida produce reacciones extrañas en la gente, en un caso que merece los esfuerzos del cuerpo de policía y de su agente más popular: Lou Garou, que en las noches de luna llena se convierte en un hombre lobo policía. Una película intrascendente y bobuna que es justo lo que cabría esperar de ella y sobre la que, para bien o para mal, poco merece la pena hablar. Integrada por un argumento inexistente carente de ritmo o fluidez del relato, en una sucesión de escenas incomprensibles e intercambiables en las que perdemos de vista al lobo que hemos venido a ver para presenciar sin motivo o explicación robots, atuendos espaciales, hombres a los que les surgen viscosas mini-réplicas cuál pústulas en la tripa y barriles de moco verde, con un grupo de protagonistas unidos por motivos desconocidos y trufados por escenas de descuartize chusco y, lo mejor de la película, sexo entre especies. Una mamarrachada cutre, tontuna y errada en todo ámbito (¿Kevin Smith, que haces aquí?) pero que, en el contexto de una sesión golfa y distendida, es perfectamente perdonable y olvidable. 3,5/10

Sólo resta un día, con apenas dos películas, y pese a haber atravesado una jornada mediocre en cuanto a cine, la media general sigue siendo positiva, y el festival, que superó mis expectativas, me sigue dejando un buen sabor de boca. A falta de dos cintas más y las conclusiones, cito a mis lectores a reencontrarnos mañana, un nuevo día tras unas intensas semanas de continua proyección. 

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