Como ya comentaba en la crítica previa, estas inciertas semanas de encierro y colapso por la crisis de la pandemia del coronavirus me dejan sin estrenos de cine que analizar. Por lo tanto, se me ha abierto una oportunidad idónea de recuperar para los lectores películas estrenadas en fechas recientes que no pudiese reseñar en su momento. Muchas de las cuales acabarán estando dentro de varios meses entre mis películas preferidas del curso. Es para mí un honor hablar de esta película, sin duda alguna de las producciones más olvidadas del pasado 2019 y de lo que llevamos del 2020. Pese a suponer un claro intento de su realizador por acercar posturas hacia el mainstream, la película apenas recibió un par de menciones anecdóticas durante la larga temporada de premios estadounidense. No en vano, su llegada a las pantallas españolas fue tardía, en un momento en el que la abundancia de opciones con peso nominativo en los Óscar la condenaría a la sombra. Me refiero, por supuesto, a Un momento en el tiempo – Waves, la tercera película del joven y prometedor realizador Trey Edward Shults. A24 la distribuyó en Estados Unidos pero no invirtió en su campaña de premios, y aquí llegó a un puñado de salas donde apenas permaneció un par de semanas. Con suerte, llevaba tiempo apuntada en mi lista de estrenos esperados, por lo que no perdí el tiempo en verla conforme tuve la ocasión (desafortunadamente, se me negó la asistencia al pase). Usaré por lo tanto este altavoz para recomendar con entusiasmo esta irregular pero muy interesante película. Un drama con mucho por pulir en aspectos de guión, pero presentada de manera brillante estética y emocionalmente. Una atinada captura del espíritu generacional de los millenials de nuestro tiempo.
Tyler, el hijo mayor de una familia negra de clase media americana, empieza a brillar en su equipo de lucha libre. En un momento de turbulencias emocionales, deberá lidiar con la desasosegante presión de su competitivo, exigente y castrante padre. La tensión de esta insostenible balanza desembocará en una tragedia que salpicará también a su tranquila e ignorada hermana. Un drama familiar sobre las relaciones naufragadas y la nociva opresión del entorno en una mal gestionada entrada a la madurez que retrata el calvario de dos hermanos. Reflexión de cómo la presión por ajustarse a unos roles y modelos de conducta establecidos pueden romper a una persona, y de cómo las dinámicas de una familia machista pueden sumir en la inseguridad y soledad a la hija poco atendida. La primera hora se centra en él, la segunda en ella. La primera es una tragedia de cierre catastrófico, la segunda un romance más amargo e introspectivo. Relato circular en perpetua mutación atmosférica que refleja las olas del título, presentes también en su rompedor dispositivo formal. El largometraje, interpretado con mucha solvencia, es un ejercicio de lucimiento en la realización. Una cátedra del travelling circular de 360 º y de tomas largas malickianas. Apuesta por un retoque de color agresivo pero muy vistoso, y pone en escena las olas del título cambiando la relación de aspecto de la pantalla: del 2:35 tradicional va fluctuando hacia formatos más panorámicos conforme aumenta la tensión, para transicionar hacia formatos más cuadrados en los valles de calma. Para transmitir de una manera expresiva intensa los estadios emocionales de la historia, la película recurre a una ecléctica selección de temas musicales del momento, que reflejan a la perfección tanto el espíritu de la época retratada como las sensibilidades generacionales de los jóvenes que pueblan las imágenes.
Al conocedor de los dramas indies sobre conflictos de adolescentes y entrada a la madurez le resultarán un tanto fatigosos los arquetipos narrativos a los que recurre. Un filme que si por algo destaca no es por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. La película es un tanto torpe en su entramado argumental, con diálogos un tanto simplones y momentos de trascendencia dramática ejecutados con precipitación. Su cóctel de transición entre remanso, histeria, dolor y esperanza epatará a muchos espectadores, sobre todo por su predilección por el histrionismo en los momentos mas candentes de explosión y rabia. Una película bella llena de energía, creatividad y personalidad, pero con elementos tonales por calibrar. Pese a ello, constatamos de la evolución de un cineasta que va por un buen camino. El día que contrate un buen guionista, o que se afane por pulir una historia con envergadura, hará una gran película.
Emotiva, asfixiante y barroca, Un momento en el tiempo irritará a los que no conecten con su espíritu emocional, pero encierra conceptos de puesta en escena de inmenso talento.
- Título: Un momento en el tiempo/Waves
- Dirección: Trey Edward Shults
- Guión: Trey Edward Shults
- Actores: Sterling K. Brown, Alexa Demie, Clifton Collins Jr., Lucas Hedges, Taylor Russell
- Dirección de Fotografía: Drew Daniels
- Música: Trent Reznor y Atticus Ross, y una variada selección de canciones contemporáneas
- Estreno: 31 de enero de 2020
- Duración: 135 minutos
- Web Oficial: https://www.universalpictures.es/micro/un-momento-en-el-tiempo-waves#
- Nota: 7,4/10