Ahora que apenas quedan unos días para que acabe el año y que saque el listado de lo mejor de la cosecha, aún hay en las salas de cine españolas algunas películas pendientes que considero debo intentar ver cuanto antes, en tanto considero son susceptibles de acabar incluidas en dicha lista. La película que nos ocupa, que pude haber visto en cines en mi periplo londinense, se quedará fuera, pero lo que sabía de ella me dejaban claro que había que visionarla: el drama homosexual británico Tierra de Dios, premiada en Sundance, vista en el Festival de Sevilla y estrenada a finales de noviembre por Karma Films. Cine de autor pequeño de temática emocionalmente grande y sensible mirada hacia un tema de moda como la homosexualidad. Película que tenía buen aspecto, recibió buenas críticas y que, aunque tardíamente, mereció mi atención y fue visionada hace pocos días. Y lo que esperaba, es lo que hallé. Una película nada excepcional, pero sí una realmente sensible y trabajada. Una película que no innova nada en su género, pero que consigue igualmente contar una buena historia con interesantes personajes y hermosa puesta en escena.
En la fría primavera de Yorkshire, el joven John Saxby (un excelente Josh O´Connor) cuida del terreno y ayuda a parir a vacas y ovejas en la granja de sus abuelos, Deidre (una veterana y estupenda Gemma Jones) y Martin (Ian Hart), prácticamente inválido. En un clima hostil con ellos, tan sólo aliviado por el alcohol y la sodomía, necesitarán ayuda de un trabajador más para atender a las ovejas, que llegará en la forma del apuesto rumano Gheorghe (un sensible Alec Secareanu). A los pocos días de trabajo en el campo, se desatará entre ambos un pasional romance. Una película seca, agreste y costumbrista sobre amores transformadores. Un relato austero de pocos personajes, paisajes fríos y desolados y hombres rudos en conflicto personal y con dudas a nivel sentimental, tanto en el amor marital como en el amor familiar. Un retrato de un personaje introvertido, bruto y dolido en busca de sí mismo, y de la evolución de un amor inesperado al conocer a un hombre muy diferente con el que no se puede sentir mejor cuando están juntos. Una película sórdida, directa en sus imágenes, pero igualmente tierna, y tremendamente física. Película de pocas palabras y gestos, pero mucho sentimiento apresado. Película de hermosa fotografía que destaca en sus planos de paisaje, sus planos detalle y sus elecciones para las transiciones entre escenas, pues es su mirada detallada a las ovejas, vacas, corderitos y demás elementos de la granja lo que le da a la película su marcada identidad. Los dos amantes, cuya relación pasa de una mera explosión de deseo físico a una convivencia agradable y pacífica al posterior convencimiento de que necesitan al otro para ser feliz, funcionan por contraste de personalidades, y parten de un gran elemento para desatar el interés: la falta de entendimiento e, inclusive, el desprecio. Pero finalmente este amoroso Gheorghe, que cuida a los corderos con el amor con el que se amamanta a un hijo, le contagiará y elevará de la amargura y rudeza del día a día con Deirdre y Martin. Una película de ritmo lento pero que jamás decae en interés, pues siempre avanza el relato, tomándose su tiempo para matizar las personalidades de sus personajes y las características y texturas de sus arduos trabajos y del hermoso escenario en que todo sucede. Una película sensible pero no sensacionalista ni blanda sobre homosexualidad que puede gustar a todo el mundo.
Una vez conocidos todos los personajes y planteado el romance, la película se conforma con un relato de amor y sus tiranteces al uso y no va más allá. El guión, carente de defectos y cargado de verdad, es plano y monocorde, impidiendo que la película pase de ser una cinta más en esta nueva ola de cine homosexual, moda que ha ofrecido recientemente numerosos ejemplos considerablemente más excepcionales a nivel formal o argumental. Su desarrollo sigue todas las sendas esperables, y la subtrama del padre enfermo se siente forzada para darle al filme más carga dramática y desembocar el argumento hacia una momentánea separación, también, algo chapucera. Una película muy correcta que, en un año de excelentes películas muy similares, bien puede quedar relegada a un segundo plano.
Rural, delicada y madura, Tierra de Dios no ofrece nada nuevo al subgénero, pero da lo suficiente, y con la necesaria poesía, para resultar al menos hermosa y gratificante.
- Título: Tierra de Dios/God´s Own Country
- Dirección: Francis Lee
- Guión: Francis Lee
- Actores: Josh O´Connor, Alec Secareanu, Gemma Jones, Ian Hart
- Dirección de Fotografía: Joshua James Richards
- Música de: Dustin O´Halloran y Adam Wiltzie
- Estreno: 24 de noviembre de 2017
- Duración: 104 minutos
- Web Oficial: https://karmafilms.es/catalogo/tierra-de-dios/
- Nota: 7,3 /10