Bendito es el panorama exhibidor español actual, aún muy mejorable pero integrado por numerosas distribuidoras que garantizan una extensa y variada oferta para todo tipo de públicos. Especialmente, muchas sobreviven distribuyendo cine de autor, por lo que los cinéfilos más exigentes estamos de enhorabuena en los últimos años. Raro es que en 2020 no acaben llegando a nuestras pantallas la práctica totalidad de las integrantes de las Secciones Oficiales de los Festivales de cine más relevantes. Aún cuando algunas de ellas desembarcan en salas comerciales casi un año después de su presentación en el circuito festivalero. Las que más sufren este problema son las competidoras de la Berlinale. Y que le haya ocurrido a esta película en concreto, dadas las circunstancias, es un tanto alarmante, pero tarde o temprano teníamos que disfrutar de ella. Cerca estuve de verla en el Festival de Sevilla, pero finalmente la ocasión ha llegado en 2020. Es Sinónimos, la nueva y aplaudida película de Nadav Lapid y flamante ganadora del Oso de oro en el último certamen de la capital alemana. Una película provocadora y diferente que dividió a mis cercanos pero fue apreciada de manera consensuada en el ámbito crítico, siendo una de las películas menos cuestionadas del año de festivales. Un filme que no tenía claro que asemejar, o de que estilo esperar, pero cuyos misterios deseaba desentrañar. Sumergíme, por tanto, en la propuesta en la íntima y confortable seguridad de la oscuridad de la sala de cine. Y aún con sus desmedidas y aristas sin pulir, pocas sesiones me han desafiado y desconcertado tanto como espectador como esta ambiciosa película que por supuesto recomiendo. Un drama que no encauza en plenitud todas sus ideas durante su despendolado metraje, pero que afronta crítica social desde una identidad audiovisual rica, diferente y ajena a etiquetas. Un relato irracional y torrencial.
Yoav, un atractivo y desencantado joven israelí, llega a París con la intención de instalarse y prosperar con una mano delante y otra detrás. Desnudo de identidad lugareña, ansía por hacerse francés, desde la nacionalidad a la vestimenta, las actitudes y, sobre todo, el lenguaje. El proceso de cambio, sin embargo, y su relación con una pareja de amigos franceses, suscitarán obstáculos que no esperaba. Una versión ficcionalizada y rupturista de hechos vividos por el propio Lapid. Una histriónica y directa crítica a las desigualdades étnicas y raciales en el capitalismo globalizado de hoy y a la fría hipocresía de la solidaridad postiza de formas agresivas y personales. Una película que no sería lo mismo sin el carisma e iconicidad de su protagonista, un deslumbrante Tom Mercier. Si bien será el argumento lo que seduzca a muchos espectadores, servidor encuentra en la realización del filme su mayor virtud. Encuadres rompedores y sugerentes, tomas subjetivas, cámara en mano, montaje rápido, voz en off, flashbacks…recursos múltiples combinados de manera excesiva e impredecible. El filme se desenvuelve con excelencia al borde de la histeria y los nervios, a los que puede imbuir al espectador a través de repentinos golpes, reiteraciones y arranques de ímpetu. Una ingenioso y disruptiva narración divertida y con enjundia, que nos sumerge en sabrosas reflexiones sobre nuestra identidad, nuestro lenguaje y nuestra manera de relacionarnos con aquellos que son diferentes.
Una vez presentadas las cartas sobre la mesa y las estrategias tonales, la película torna reiterativa cercana a su desenlace, y algunas instancias de su tercer acto no conducen a ningún sitio. Su metraje acaba resultando excesivo, y la relación de Yoav con sus dos anfitriones originales acaba en un punto muerto. Es una película que se auto-referencia, una producción bebida de sí misma, y eso sin duda incomodará a los más críticos. El estado de ánimo y al tono de caos e inestabilidad al que induce al espectador, que se encuentra en una situación especular a la de los personajes, es a su vez susceptible de causar rechazo. Una estupenda película, de obligado visionado para todo cinéfilo y académico de la imagen, pero vista la fuerza de su primera mitad bien podría haber volado mucho más alto.
Rauda, desbordada y poliédrica, Sinónimos no redondea su experiencia pero arroja en el cóctel suficientes elementos sabrosos para lograr una experiencia cinematográfica que invita al disfrute y a la reflexión.
- Título: Sinónimos/Synonymes
- Dirección: Nadav Lapid
- Guión: Nadav Lapid y Haim Lapid
- Actores: Tom Mercier, Quentin Dolmaire, Louise Chevillotte, Uria Hayik, Olivier Loustau
- Dirección de Fotografía: Shai Goldman
- Música: Melodías pop puntuales
- Estreno: 14 de febrero de 2020
- Duración: 123 minutos
- Web Oficial: https://laaventuraaudiovisual.com/sinonimos/
- Nota: 7,3/10