Durante los primeros y frescos días de enero, como ya es consolidada tradición, el festival de Sundance marca el camino de un puñado de títulos para el resto de la calenda cinéfila. Cuando arranca el circuito festivalero europeo, tanto en Berlín como Cannes compiten trabajos vistos previamente en el certamen americano, del que salen con fuerte apoyo mediático. Largometrajes que, tras esta gira de prestigio y el respectivo recorrido comercial en salas, concluyen formando parte de la temporada de premios americana, con una relevancia en esta, eso sí, relativa. Siempre podremos confiar en algún ejemplo lúcido del cine indie estadounidense para desembarcar en nuestras salas en septiembre, con el comienzo del curso escolar. El de hoy, tras ser premiado en Berlín y proyectado en la sección de Perlas del último Festival de San Sebastián, llega acompañado de una desbordante expectación. Se trata de Nunca, casi nunca, a veces, siempre, tercer largo de una Eliza Hittman que empieza a asentar su nombre entre la cinefilia incluso desde sus estupendos cortometrajes. Servidor aguardaba esta película como agua de mayo, más aún después del entusiasmo recibido por parte de conocidos cuyo criterio valoro especialmente. Y una vez vista, recomiendo esta buena película con mucho que valorar pero que tampoco llega a la excelencia. Un drama femenino sensible y triste con algunas representaciones simplistas en su guion. Una balanza interesante entre voz autoral y agenda social.
Autumn es una adolescente reservada y solitaria. Trabaja como cajera con su prima en un supermercado de Pennsylvania. Cuando decida cortar con lo sano con su embarazo no deseado, será ella quien la acompañe en un precario y duro viaje a Nueva York, que les deparará unas horas hostiles de desamparo y amargura. Un juvenil y desasosegante drama de iniciación a la madurez. Una odisea valiente de una muchacha lacerada por su entorno, lastrada por una feminidad que la carga y vapulea. Una peregrinación de rechazo de su potencial materno y de aceptación de la potestad sobre su propio cuerpo. Dos chicas jóvenes encontrando soluciones en un camino lleno de obstáculos, pasajeras de una realidad que las asedia y agrede permanentemente. Un ejercicio de concienciación y violencia psicológica de género realizado con fuerza y destreza. Un trabajo cortante pero naturalista, de brumoso grano en su fotografía y realización vigorosa, cerrada en sus personajes a los que sigue de cerca en planos asfixiantes y cámara en mano. Un dispositivo incómodo y adecuado que esboza con depurada definición el árido estadio psicológico de Autumn. Una Autumn excelentemente interpretada, como lo está también el personaje de su prima. Un rol nada sencillo de tormento y dolor contenido, que brilla con luz propia en la excelente secuencia que da título a la película. Y el que quizás sea el elemento más jugoso del largometraje sea su lucidez al retratar los comportamientos de la Generación Z, en concreto su incapacidad para comunicarse y la dureza de sus relaciones. Una de esas películas tan cercanas a la vida misma y, al mismo tiempo, tan difíciles de resolver con éxito.
Como cabe esperar por las características de este relato, al tratarse un viaje de feminidades oprimidas el colectivo masculina juega, por consiguiente, el papel de villano. Los roles masculinos que habitan el día a día de las muchachas son reconocibles y realistas, y bien puede ser que una chica tenga que lidiar con varios de ellos en su día a día. Pero en el caso que nos ocupa el perfil de algunos de ellos es simplista, se les presenta como personajes un tanto burdos. Es una lástima que un filme tan maduro recurra a dibujos maniqueos para clarificar meridianamente su discurso. Son unos detalles que en absoluto impiden el disfrute de la cinta ni ensombrecen sus muchas virtudes, pero si a un filme le exigimos la excelencia es inevitable renegar más de lo habitual de los brochazos que pueda presentar.
Áspera, íntima y naturalista, Nunca, casi nunca, a veces, siempre no puede huir de algunos rasgos maniqueos, pero retrata su drama de personajes con destreza e incisión.
- Título: Nunca, casi nunca, a veces, siempre/Never Rarely Sometimes Always
- Dirección: Eliza Hittman
- Guion: Eliza Hittman
- Actores: Sidney Flanigan, Talia Ryder, Théodore Pellerin, Ryan Eggold, Sharon Van Etten
- Dirección de Fotografía: Hélène Louvart
- Música: Julia Holter
- Estreno: 25 de septiembre de 2020
- Duración: 101 minutos
- Web Oficial: https://www.universalpictures.es/micro/nunca-casi
- Nota: 7,6/10