Reflexionando sobre la reciente campaña de los premios Óscar, escribí sobre mis conclusiones al respecto en la revista Numen, de cuyos contenidos soy responsable. Acompañado de la bella ilustración del gran Marco Prieto Sánchez:
Dorados hombrecitos de la corrección
Finalizó una campaña más de los Óscar en lo que lo más festejado fue un error humano en la conclusión de la multitudinaria gala. Una temporada con buena y variada cosecha que se vio tristemente sesgada por la estomagante corrección política de unos socios arrepentidos por sus decisiones pasadas y las presiones sociales que estas conllevaron. El tema prepoderante entre la terna de filmes finalistas fue la reivindicación racial o representación de hitos históricos para los avances de la raza negra. Una intención didáctica de justicia social que llegó hasta el galardón definitivo, pues si bien Luz de luna es un producto muy apreciable, bien pudiera haber sido, por temática y por calidad intrínseca, para La la land. Siendo estos los dos filmes que polarizaron la contienda, cuando Manchester frente al mar y Comanchería eran de lejos las mejores nominadas.
De nuevo, filmes medianos pero de emoción de rotulador fácilmente consumibles (Figuras ocultas, Vallas, León) recibieron todas las condecoraciones que otros excelentes e ignorados (Silencio, Loving, Jackie) , más difíciles de visionar, debieron haber recibido. Se comprueba por enésima vez que estos premios carecen de criterio, pero suponen una buena excusa para la fagocitación cinéfila, demasiado a contrarreloj.
Néstor Juez