Con motivo de la inauguración del VII Festival Márgenes pude ver en la sala Azcona de la Cineteca de Matadero (tras la entrega de un premio honorífico al veterano Luis Ospina), en Madrid un pase previo a su estreno de uno de los documentales españoles más aplaudidos en el circuito festivalero nacional: la ópera prima de Adrián Orr Niñato, que pudo verse en el último Festival de Sevilla. Una obra patria recibida con entusiasmo en los certámenes dónde había podido verse. Súbitamente, fuera de cualquiera de mis planificaciones, surgió la posibilidad de descubrirla en cines en mi ciudad natal, por lo que pese a no disponer de excesivos elementos para el entusiasmo. Por lo que estuve dispuesto a analizar objetivamente un documental sobre músicos clandestinos y clases sociales humildes de una realidad nacional silenciada. Y una vez vista constaté como toda crítica o valoración, por buena o mala que sea, se ve siempre influenciada por el contexto en el que se emite, y este debe ser considerado a la hora de valorar estas opiniones. Pues hallé un film loable, correcto, pero sin más. Uno de texto no exento de interés, pero de forma cercana a la mediocridad, cómo cabía esperar de un producto con estos medios a su disposición. Lo cual no quita que documentales como este sean necesarios y reivindicables dentro de un contexto comercial, pues hay un cine ajeno a los dogmas de mercado que también merece salir de las sombras.
Niñato es un rapero desempleado de mediana edad. Vive en un pequeño apartamento con su hermana, contiguo al de sus padres. El tiempo que lo tiene lo dedica a su música y a los tres niños de la casa: Su hija Mia y sus sobrinos, Luna y el conflictivo Oro. Con fuerza de voluntad, amor y buena fe, todos ellos tratarán de salir adelante con felicidad y alegría pese a las dificultades. Un documental cámara en mano que captura momentos de la cotidianidad de estas gentes, a las que sigue en cerrado plano medio. Cine social carente del tono afectado común del género, decantado por el costumbrismo naturalista y la motivación pese a las penurias económicas. Una historia que no está centrada en trazar un fluir con meta y destino, sino con documentar hilvanando momentos de emocionante verdad. La frescura y desparpajo de los niños son suficientes razones para que los 70 minutos carentes de alardes visuales se sigan sin ninguna dificultad. Las interacciones humanas apresan nuestra empatía a base de pura sencillez, relación sana y veracidad. Y la actitud vital de un Niñato realizado y orgulloso de su labor paternal es alabable. Y pese a la escasez, el look visual del filme es homogéneo e incluso bello, así como compacto su tono.
La autenticidad que el filme respira y capta en cada plano es enternecedora y poderosa, el argumento del filme es estanco desde el inicio, y cómodo en su planteamiento. El filme nunca pretende ir más allá en su propuesta textual, y no sabe concluir su metraje de una manera concreta y clara, limitándose a acabar un constructo en el que la selección de escenas a enseñar diríase presa de leves niveles de arbitrariedad. La película, allende el panorama nacional, no ofrece nada que avezados devoradores de documentales no hayamos visto contadas veces contado con más garra, encontrando en la simpatía de sus personajes su mayor fortaleza. Unos elementos que habilitan un primer visionado cálido sin forzar la euforia, pero impide una permanencia en nuestro subconsciente a largo plazo. Con todo, es un placer para este blog aportar su granito de arena a dar visibilidad a los cines marginales.
Humana, honesta y socialmente acertada, Niñato es una obra que no suma en demasía, pero cuyo corazón y nobleza logran nuestra sincera simpatía.
- Título: Niñato
- Dirección: Adrián Orr
- Guión: Adrián Orr
- Actores: David Ransanz, Oro Ransanz, Mia Ransanz, Luna Ransanz
- Dirección de Fotografía: Adrián Orr
- Música de: Piezas de Niñato
- Estreno: Desconocido
- Duración: 72 minutos
- Web Oficial: http://www.imdb.com/title/tt6698290/combined
- Nota: 6,4/10