Allí donde hace menos de una década mucho cine de autor minoritario no llegaba nunca a las salas, en nuestro presente, pese a un extenso y en perpetuo ascenso número de variadas ventanas de difusión y opciones para visionar las películas, se estrenan en salas comerciales muchísimas películas, y la gran mayoría de los títulos de cine de autor con cierto recorrido y aplauso. Aún si luego será para permanecer en una sala o dos durante un puñado de días. Propuestas de nicho, y público reducido, que sin embargo disfrutan de una vida en salas que habitualmente nunca tuvieron. Vida en salas anecdótica, que habilita para que el nicho y la crítica especializada las saboree pero para que el resto no tengan muchas maneras de acceder a ellas, pero vida en salas. Una vida en salas que, si no coincide con una predisposición plena por parte del espectador interesado, llamará la atención del cinéfilo cuando ya es demasiado tarde. Ha sido esta mi experiencia con la presente película. Una propuesta que ansiaba por verla, y que de no ser por un azar del destino perfectamente me habría quedado sin ver, pese a mi clara atención de su llegada y predisposición a verla. Se trata del melodrama brasileño La vida invisible de Eurídice Gusmão, ganadora del premio a Mejor película en la sección Un certain regard del último Festival de Cannes. Película que se ha difundido de manera tristemente minoritaria que ha sido excelentemente recibida por todos aquellos que pudieron verla. Costó acceder, pero finalmente pude acomodarme en la sala de proyección en buena compañía. Disfruté enormemente con una muy sentida película, una de las mejores obras del año. Una historia río de separación con profusión melodramático y puntuales tosquedades al definir algunos personajes o instancias narrativas, pero formalmente embriagadora y exuberante a nivel expresivo.
En la Río de Janeiro de los 50, las hermanas Eurídice y Guida comparten una extrema complicidad y afecto en el ambiente de una familia tradicional un tanto cerrada. El amor juvenil hacia un marinero hará huir a Guida y las separará, y Eurídice esperará paciente a un reencuentro que, por malentendidos y silencios, se retrasará mucho más de lo previsto. Una tragedia familiar de folletín sobre la incomprensión, el conservadurismo familiar y el yugo de la identidad femenina en una sociedad masculina y tradicional. Una elegante y romántica narración de una frustrante separación. Un ejercicio de sobrio manierismo con una imponente profundidad psicológica en el retrato de ambas hermanas. Una presentación de seductora fuerza visual para un relato que no carga las tintas pero no da descanso a sus personajes, atrapados en un callejón sin salida. Enormes las interpretaciones de las dos carismáticas hermanas, y notorias son las puntuaciones de una cargada y densa banda sonora. La delicadeza de la armonía nos ofrece un puñado de secuencias para el recuerdo, tales como una en un restaurante u otra con un fuego, y pese al extenso metraje el espectador jamás pierde el interés en un argumento que te implica desde el inicio.
La historia es eminente femenina, con la opresión masculina como tema nuclear. Que, por consiguiente los personajes femeninos estén mejor definidos que unos masculinos presentados como despreciables antagonistas es extremadamente consecuente e incluso gratificante. Pero resulta una lástima que una película tan fina presente a varones tan burdos y caricaturescos. Y el epílogo, aunque reconfortante en tanto hálito de esperanza tras tanto dolor, se siente como un recurso de guión levemente manido que subraya un conflicto cristalinamente expuesto. Ante las sensibilidades e intereses de los tiempos en los que vivimos, un drama tan melodramático y clásico en sus temas como este puede encontrarse ante una generalizada falta de conexión. Instamos a nuestros lectores a que no caigan ante este prejuicio, y luchen por intentar sumergirse en una de las películas emocionalmente más poderosas de este 2019 que agota sus últimos cartuchos.
Clásica, apasionada y acre, La vida invisible de Eurídice Gusmão estimula con su seductor estilo personal y enternece con su amarga historia.
- Título: La vida invisible de Eurídice Gusmão/A vida invisível de Eurídice Gusmão
- Dirección: Karim Aïnouz
- Guión: Murilo Hauser, basado en la novela de Martha Batalha
- Actores: Fernanda Montenegro, Carol Duarte, Gregório Duvivier, Cristina Pereira, Flavio Bauraqui
- Dirección de Fotografía: Hélène Louvart
- Música: Benedikt Schiefer
- Estreno: 22 de noviembre de 2019
- Duración: 139 minutos
- Web Oficial: https://www.vertigofilms.es/movie/la-vida-invisible-de-euridice-gusmao/
- Nota: 7,7/10