Son estos años de delirio, con infinidad de realizadores con talento ofreciendo con elevada frecuencia filmes de calidad. Alguno de ellos además, tienen un ritmo de producción propio de las cadenas de montaje fordianas, estrenando filmes como morcillas. Sería el caso, en España, de Álex de la Iglesia. O a nivel internacional, ya desde hace décadas, el del ahora denostado Woody Allen. Pero también desde Norteamérica tenemos otro fundamental nombre propio. Un cronista de esa sociedad, del paso del tiempo y de cómo se vivieron en ella los primeros 2000: Richard Linklater, que vuelve con la tragicomedia de temática bélica La última bandera. He disfrutado sobremanera múltiples películas del tejano, y siempre estoy abierto a seguir disfrutando de su filmografía. Y este filme, tanto por su reparto como por su premisa, me daba buenas vibraciones. Aun habiendo sido ignorada por el público y los académicos. Por ello, tan pronto como Vértigo distribuyó la película por las salas españolas acudí al visionado. Y disfruté como un niño de una película tristemente infravalorada, que superó mis ya de por sí altas expectativas. Una película no exenta de acomodamiento, americanadas o un desarrollo libre ajeno a ambiciones, pero simpática, humana y optimista. Cine naturalista y cotidiano cargado de madurez y cuestionamiento.
Larry Sheppard (un circunspecto y excelente Steve Carell), veterano de la guerra de Vietnam, acaba de perder a su hijo Larry Jr. en la Guerra de Irak. Sabiendo que el ejército recibirá su cadáver en la Fuerza Áerea de Dover, decide que no irá a recogerlo solo. Para acompañarle en esta aventura, decide reencontrarse con sus antiguos compañeros de guerra: el barista y juerguista Sal (Bryan Cranston, tan salado como enternecedor) y el antaño pendenciero devenido en cura Mueller (un Laurence Fishburne excelente en su papel bipolar). Por el camino recuperarán su amistad, se reconciliarán con todos los cambios que han experimentado y cerrarán heridas de su pasado. Una historia sobre soldados del ayer y del hoy, unidos por la fuerza de las experiencias vividas y doloridos por las nefastas consecuencias de estas absurdas guerras. Hombres llanos de a pie que son forzados a entregar su vida en terrenos lejanos y hostiles en pos de una nación que les engaña, situándoles en sitios que no son una amenaza, a hacer diferentes tareas para las que se enrolaron. Una película de armónica fluidez y estupendo guion, cuyos naturales e ingeniosos diálogos y situaciones contribuyen a ser, una vez más, una crónica de nuestro tiempo: en este caso, de la América post-11S durante la guerra de Irak. El gran activo del filme es su triunvirato protagonista, interpretado con excelencia por sus tres actores. Y una manera chisposa y desmitificadora de tratar épocas concretas desde la perspectiva de gentes de a pie. Un retratista de la realidad que mira a la ciudadanía llana sin glamour, pero que adereza con excelencia narrativa y destreza al montaje. No es el mejor Linklater, pero le anda cerca.
La índole del relato hace inevitable que la película, aunque crítica, sea patriótica, sobre todo en unos blandos instantes finales de exaltación. Final que es incapaz de rematar una faena que ha ido perdiendo gradualmente su fuerza por un metraje dilatado. Y del mismo modo que se desarrolla la conflictiva amistad de Sal y Mueller, llegamos a conocer bien el tramado familiar de Doc pero no tanto a él mismo. Y aun cumpliendo expediente en el apartado audiovisual, los filmes de Linklater rara vez resaltan por la brillantez de su realización, y este es un perfecto ejemplo. Y es más que probable que aquellos espectadores especialmente sensibilizados con las causas tratadas sientan que estas se descuidan en pos de chistes cuñados. Lo cual sería un modo muy simplista de ver las cosas, pues aun sin cargar las tintas ni subrayar el discurso Linklater reflexiona sobre estos tristes episodios de manera concienciada. Pero en cuanto al cine social, sólo cala de verdad si es rompedor o evidente. El resto de propuestas quedan en tristes limbos.
Agria, entrañable y cercana, La última bandera consigue, con no tanto, confirmar nuestra fidelidad con Linklater y apenarnos sin arrebatarnos la esperanza. Cine no extraordinario pero sí necesario.
- Título: La última bandera/Last flag flying
- Dirección: Richard Linklater
- Guión: Richard Linklater y Darryl Ponicsan, basado en la novela Last flag flying de Darryl Ponicsan
- Actores: Steve Carell, Bryan Cranston, Laurence Fishburne, J. Quinton Johnson, Richard Robichaux
- Dirección de Fotografía: Shane F. Kelly
- Música de: Graham Reynolds
- Estreno: 2 de marzo de 2018
- Duración: 124 minutos
- Web Oficial: https://www.vertigofilms.es/movie/la-ultima-bandera/
- Nota: 7,7/10