Pocas sinergias más trascendentes encontramos para la llegada a buen puerto de una película como la que se produce entre el director y sus intérpretes. Es parte del trabajo de un director la capital faceta de realizador, pero la mayor parte de su tiempo se invierte en la dirección de actores, de modo que los universos interiores de ambos profesionales acostumbran a caminar anexos. Por lo tanto, es cada vez más común que los actores se pasen al otro lado de la cámara, que los intérpretes den rienda suelta al gusanillo de configurar por sí mismos esos universos que habitualmente habitan siguiendo unos directrices que la experiencia termina integrando como propias. En el Hollywood de los últimos años encontramos varios ejemplos de actores devenidos en buenos directores, y uno de ellos es el hermano del creador del filme que nos ocupa. Él es el estupendo actor Casey Affleck, y su película, segunda que dirige, es Luz de mi vida, presentada en la sección Panorama del último Festival de Berlín y en la sección Perlas del último Festival de San Sebastián. Un paso más en el camino hacia la realización cinematográfica de quien es un gran actor (no así su hermano mayor, buen realizador pero pésimo intérprete), que debutó detrás del objetivo con el falso documental I´m not there. Talento implicado a nivel técnico y artístico y el atractivo intrínseco del subgénero de distopías eran alicientes suficientes para desear ver el filme. El cuál atesora encomiables virtudes, pero es pese a ello una clara decepción. Una película cuidada en su construcción estilística pero cuyo grueso emocional y argumental se expresa en términos agotados y presos de la familiaridad con los hermanos que la precedieron.
Nos situamos en un futuro cercano, desolado por un devastador virus que ha aniquilado a uno de los dos géneros de la humanidad. Viven solitarios y en perpetuo movimiento un protector y siempre alerta padre (Casey Affleck) y su hijo Rag (Anna Pniowsky). Él es toda la educación y el mundo de él, y se guarda de no entrar en contacto con otros seres humanos, los cuáles son una amenaza. Sobre todo para su vástago. Una película pequeña post-apocalíptica de unidad familiar reducida al mínimo. Odisea agreste, húmeda y desolada de pérdida de la concepción. Constantes son los recuerdos de La carretera o Hijos de los hombres durante el visionado. Una película contenida pero intensa al captar la dureza emocional de la diégesis en la que circulan los personajes. Un trabajo realizado con buen gusto y con acertado criterio en el desempeño de sus apartados técnicos. Expresiva a nivel cromático es la fotografía de Adam Arkapaw, colaborador habitual de Justin Kurzel, y fundamental en el trazado atmosférico es la desasosegante banda sonora de Daniel Hart, colaborador de David Lowery. Casey Affleck, como no podía ser de otra manera, nos brinda otra gran interpretación, como también lo es la de esa sorprendente Anna Pniowsky que le da réplica. Hay instantes hermosos entre padre e hija, y hay que aplaudir la labor como realizador de Casey Affleck al filmar puntuales escenas de acción y suspense de tensión bien construida. Un trabajo, en suma, lleno de oficio y sensibilidad, que fácilmente será del agrado de muchos espectadores.
Así como sus elementos por separado tienen evidente interés, a nivel global La luz de mi vida no acaba de funcionar, le falta algo en todo momento para llegar a brillar. La conexión emocional con la relación paternal siempre resulta distante, y la manera de armar los diálogos desde el guión provoca que el espectador espere impaciente que las secuencias finalicen su pausado concurrir en el punto que logramos preveer. Las dos horas de metraje para un argumento lastrado por su convencionalismo e incapacidad de sorprender arrastran con él un tedio no deseado (esos flashbacks, ay, tan utilizados y prescindibles). Tedio consecuente del parsimonioso tempo del relato que es coherente con el tono de la narración pero que sólo aceptamos de pleno en secuencias determinadas. En suma, una pequeña lástima, porque aún teniendo los mimbres para haber llevado a cabo una producción excelente Casey Affleck sólo ha filmado, en esta ocasión, una buena película.
Sensible, desnuda y agria, La luz de mi vida es una película con sentimiento que no puede superar el peso de sus referentes genéricos.
- Título: La luz de mi vida/Light of my life
- Dirección: Casey Affleck
- Guión: Casey Affleck
- Actores: Casey Affleck, Anna Pniowsky, Tom Bower, Elisabeth Moss, Hrothgar Mathews
- Dirección de Fotografía: Adam Arkapaw
- Música: Daniel Hart
- Estreno: 11 de octubre de 2019
- Duración: 119 minutos
- Web Oficial: http://bteampictures.es/light-of-my-life/
- Nota: 6,2/10