Fue aplaudida en Sundance, es estrenó en Estados Unidos y Reino Unido durante el verano y se integró en la sección de Perlas del último Festival de San Sebastián. En España llegará a la gran pantalla en un mes, y aunque tarde era cuestión de tiempo que más pronto que tarde opinase sobre una de las revelaciones del cine estadounidense independiente de esta temporada: la comedia (dramática en su mayoría, pero carente de los códigos de narración necesarios para ser catalogada como drama) romántica La gran enfermedad del amor, dirigida por Michael Showalter y basada en la relación amorosa real, y sus complicados orígenes, entre Emily Gordon y Kumail Nanjiani, el cómico de improvisación de origen pakistaní. No en vano, él se interpreta a sí mismo, mientras que el resto de personajes son representados por actores y sus personajes presentan nombres levemente modificados. El boca al boca al otro lado del charco era muy positiva, por lo que si bien aún no conocía las opiniones de mis críticos de cabecera, ni estoy ducho en las comedias de la escuela Judd Apatow, el filme presentaba los suficientes elementos como para sentir por él, aunque fuera, una mera curiosidad. Y una vez degustada concluí que, si bien no es necesario visionar este filme en una gran pantalla o priorizarlo dentro del contexto de un festival, ni es siquiera imprescindible verla, su visionado ofrecerá a todo el mundo una experiencia gratificante y entrañable. La verdad e intensidad de las emociones de la historia conmueven y deleitan al corazón, y pese a arrastrarnos por una comedia romántica convencional en sus códigos y lenguajes de excesiva duración y carente de sorpresas en su desarrollo o aciertos formales que analizar, la ternura y simpatía de su exposición y la sencillez con la que retrata las interacciones amorosas nos hacen participar cómplices de este simpático relato de amor y unión frente a las diferencias culturales.
Kumail Nanjiani (interpretado con brillantez por él mismo) es un cómico de improvisación pakistaní soltero que comparte piso con otro cómico en Chicago. Azuciado por su insistente familia para contraer nupcias por matrimonio concertado con una pakistaní, Kumail entabla de manera occidental una relación amorosa con la americana Emily (Zoe Kazan, entrañable como siempre), que supondrá un choque radical con su cultura. Tras un primer desencuentro, la entrada de Emily en un coma inducido le hará plantearse su identidad cultural y su amor con ella, además de fortalecer su relación con los padres de Emily (Ray Romano y una excelentemente desequilibrada Holly Hunter). Una comedia de treinteañeros extraviados, amantes diletantes y inmigrantes en colisión identitaria. Una comedia de lagrimón, costumbrismo y retrato familiar. Un cine de valor social claro, de efectividad humanista y emoción fácil de empatizar. Y es en la interpretación y desarrollo de personajes dónde el filme acierta de pleno, en el factor humano. Su personaje principial irradia una simpatía tal que es imposible no implicarnos en su drama, y el filme carece de estereotipos burdos o de momentos de banalización humana, tomándose su tiempo en la descripción de escenas y personajes, dotando de matices y envergadura al entorno de Kumail. Un romance trágico y de arduo desarrollo que desalienta pero motiva, y plantea con acierto el duro dilema de la adaptación en el extranjero, la aceptación del diferente y de la flexibilidad de los protocolos y costumbres en pos de la felicidad de los individuos. Y es en este cariz costumbrista dónde este dramedia de integración social funciona, sintiéndose tan real como la historia en la que se basa. Y en su género, es una de las comedias indies del año.
Sus elementos cómicos funcionan, y es innegable su eficiencia emocional y potencia trágica, la convencionalidad y los esquemas preestablecidos de género fluyen en todo momento por el extendido metraje de esta comedia de sentimentalismo recalcado, blando. Nada sorprende, ni revoluciona, ni invita a la reflexión al vicioso, que no halla dónde morder a nivel formal o textual. Es un filme de gran público que busca concienciar, pero que principalmente logra agradar y conmover el sector de más fácil acceso de nuestro arco emocional. Hemos visto cine similar, lo veremos en el futuro, y en última instancia se siente como una simplificación edulcorada y peliculera de un acontecimiento real más rico y menos afectado, pero igualmente complejo. Desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, nada cabe destacar de esta propuesta. Pero tampoco lo pretende. Y en sus propios términos, es un innegable éxito. Consigue que audiencia ajena a este tipo de cine como yo la acepte sin reticencias.
Tierna, triste y meliflua, La gran enfermedad del amor es cine plano y emocionalmente blando, pero la simpatía inherente de su trama y ejecución hace que aceptemos esta comedia romántica de buen grado.
- Título: The Big Sick
- Dirección: Michael Showalter
- Guión: Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani
- Actores: Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter, Ray Romano,
- Dirección de Fotografía: Brian Burgoyne
- Música de: Michael Andrews
- Estreno: 3 de Noviembre de 2017
- Duración: 117 minutos
- Web Oficial: http://www.thebigsickmovie.com/
- Nota: 7,1/10