Definitivamente hay películas que, incluso con el paso del tiempo (54 años han transcurrido desde el estreno de esta adaptación cinematográfica de Tennesee Williams), son tremendamente sobrevaloradas, sobre todo por parte del público. Es el caso de esta película, dónde el mayor interés radica en el intercambio dialéctico de Elizabeth Taylor y un distante Paul Newman, que demuestra sus tablas en el arte de la interpretación ( gran trabajo, realmente la única interpretación destacable del conjunto de esta película, demasiado estridentes y sobredamatizadas).
El guión resulta, si no confuso y enrevesado, de interés relativo e ideología claramente obsoleta y retrógrada (esa obsesión por tener muchos hijos y dotar de herederos a «Big daddy», alrededor del cuál gira la mayor parte de la trama debido a su posible trama, la cual desean ardientemente el hermano mayor de Brick y su familia para quedarse con la mayor parte de la herencia). Un gran número de personajes (la madre de Brick, la mujer de Gooper y sus 5 «monstruitos cuellicortos») son no sólo insoportables sino además poco realistas. Además, el estilo en que se desarrolla la acción es puramente teatral (este tipo de diálogos en Cine me resultan absurdos), que junto a un continuo parloteo estático hacen la película terriblemente pesada
Sin embargo el filme ofrece una interesante lectura sobre la intransigencia hacia la homosexualidad mediante la peculiar relación entre Brick y Skipper (sin duda este es un comportamiento difícil de digerir para su padre, ese hombre clásico que ha construido una fortuna por su cuenta y plantea la relación con su familia e hijo mediante la construcción de una familia pudiente , con hijos y que mantenga el negocio, más allá del encuentro de la felicidad y la realización de los sueños). Pero el mayor atractivo de la película es ver en pantalla grande a dos personas terriblemente hermosas en plena juventud discurriendo, y su particular relación nos es reflejada en pantalla con picardía y carisma.
Nos encontramos ante una película técnicamente correcta e interesante en cuanto a su aportación al melodrama, pero nada más.