Cuando se acaben los libros, los relatos y las ideas, la vida misma siempre seguirá nutriendo al cine de historias. Son tantas las narraciones sorprendentes que nos da la vida, y tantas personalidades de interesante recorrido, que el biopic siempre será un género con mucho éxito entre el público y amplia difusión. Es común que estas películas recurran a fórmulas argumentales rígidas y estancadas, y planteamientos formales conservadores y carentes de riesgo o ingenio visual. Pero la comunión de relatos de interés, altos niveles de producción y profesionales talentosos siempre puede dar fruto a películas de enjundia. Por ello mismo siempre tuvimos curiosidad en juzgar por nosotros mismos la película que hoy nos ocupa. Principalmente, por el prestigio de su realizador. Hablamos de Kursk, nueva película de Thomas Vinterberg que se presentó en el último Festival de Toronto. Una película europea de reparto multinacional y llamativo y narración intransitada en la gran pantalla. Un registro que confirma el alejamiento del danés de los preceptos del Dogma 95 para hacer un cine más clásico, sobrio, académico. Nada sabíamos de esta película, que se estrena en nuestras salas en pocas semanas. Por ello confirmamos asistencia al pase de A Contracorriente Films con ganas pero con reservas e incertidumbre. Teniendo por tanto en cuenta las circunstancias, el balance final es mayormente positivo. Kursk es una película potente y bien producida, interpretada con eficiencia y meritoria en su producción, pero también débil y automático en su estructura narrativa, lo que resta considerable fuerza a su alcance emocional. Unas declaraciones que es de rigor glosar.
Agosto del año 2000. Los vestigios de la tensión de la Guerra Fría todavía llamean. El teniente Mikhail Kalekov (Matthias Schoenaerts) se embarca con un grupo de marineros en una nueva incursión naval en el submarino Kursk, abandonando temporalmente a su mujer (Léa Seydoux) embarazada. Durante la misma el submarino sufre un accidente, y queda encallado en las profundidades marinas. Los supervivientes se hacinan en una habitación para sobrevivir la inundación y falta de oxígeno, y la negligencia gubernamental retrasa el rescate durante días. Aventura de supervivencia, cine de catástrofes. Una propuesta eminentemente clásico que pese a todo no pierde vigor en la presentación del conflicto. Una película que consigue ser muy interesante, y atrapar al espectador en la diégesis sin que este se revuelva en la butaca ni se distraiga. Pues la mayor virtud de la película es el manejo de la tensión, la constante angustia que produce. Conforme el submarino sufre la explosión y la huida a contrarreloj de la inundación y posterior encierro gélido, la película se eleva en unos instantes vibrantes que logran transmitir la desazón de los héroes. El reparto, lleno de diferentes nombres relevantes del cine europeo en registros diferentes, interactuando entre ellos por vez primera, hace también un compacto trabajo. Aún siendo una minucia, el juguetón cambio de formatos al que recurre la película tan pronto como nos sumergimos en el océano se muestra como un acierto de lenguaje. El argumento se narra con minuciosidad de detalles, y se logra dar al mismo de un carácter universal, vehículo para la reflexión del modo cruel con el que los gobiernos disponen de las vidas de sus soldados en conflictos políticos.
Allí donde las escenas dentro del submarino relucen y acongojan, el resto del filme dista de estar al mismo nivel. Resultando particularmente soso y superficial el retrato familiar. Inclusive la etapa trágica que cierra el filme nos deja, a los pocos minutos de reflexión, harto indiferentes. El desarrollo de la trama sigue estructuras genéricas muy conocidas, el filme carece de capacidad de asombro o sorpresa. Y si bien la película luce convincente en la recreación histórica, la realización adolece de poca personalidad, plana, y la paleta de colores azulada le da al todo un toque teatral, artificial, frío. Una suma de elementos que sin duda confirman que nos hallamos ante una buena película, sí, pero una bastante olvidable.
Trágica, desasosegante y emotiva, Kursk es un drama eficaz y espectacular pero un tanto pálido en su impacto emocional y en su aproximación narrativa.
- Título: Kursk
- Dirección: Thomas Vinterberg
- Guión: Robert Rodat
- Actores: Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, Colin Firth, Max von Sydow, Peter Simonischek
- Dirección de Fotografía: Anthony Dod Mantle
- Música de: Alexandre Desplat
- Estreno: 05 de diciembre de 2018
- Duración: 117 minutos
- Web Oficial: http://www.acontracorrientefilms.com/pelicula/902/kursk/
- Nota: 6,7/10