El thriller romántico se vincula con algunos de los exponentes mas añejos de la expresión cinematográfica, y ha sabido reinventarse lo suficiente para mantener plena vigencia en nuestros líquidos tiempos de ruido digital, sobresaliendo el ejemplo que nos ocupa de entre la tediosa cartelera estival por la ausencia de alternativas en las mismas coordenadas. Si a ello lo sumamos que se trata de una coproducción con estrellas estadounidenses rodada en exóticos entornos mediterráneos y capitaneada por un veterano realizador español, son múltiples los focos de interés. A escasas semanas de que la nueva cosecha patria desembarque entre bombo y platillos en las idealizadas costas donostiarras, Bteam nos sacude de nuestro letargo estival con el contraplano oscuro del placer vacacional: Isla perdida, nuevo largometraje de Fernando Trueba rodado en islas griegas y protagonizado por Aida Folch y Matt Dillon. Una película que aúna una plétora de elementos sugerentes en la coctelera que fueron suficientes para captar la atención de este crítico, y podrán deparar un visionado intenso para los espectadores. La ejecución de sus ideas difícilmente podría ser mas pobre, pero el exotismo de sus coordenadas ayudan a sobrellevar sus carencias.
Los paraísos terrenales recónditos como escondrijo de pasados dolorosos, y ansiado templo de un posible renacer. Estampa de ensueño para improbables encuentros transnacionales y campo de juego para la pasión y una decodificación laboral sin ataduras ni compromisos. El simbolismo de la isla soñada es el núcleo temático de un relato suspense engranado como una cebolla que desvela gradualmente sus capas, en paralelo a la evolución del intenso romance de sus protagonistas. Una conjunción de amantes a la deriva con química indeleble donde la confianza mutua, reforzada a partir de revelaciones confrontadas, conducen a un callejón sin salida. Una turbia reflexión sobre la manifestación tóxica de la pasión amorosa y la incapacidad de enterrar para siempre tus crímenes pasados. Como muchos habrán podido imaginar, la carismática presencia de Matt Dillon es el gran valor de esta película, capaz de concentrar en su personaje misterio, encanto, ternura o temor desde la contención y la expresión a través de la mirada. Los primeros compases de su cortejo con el personaje protagónico de Aida Folch impulsan el desarrollo del filme durante su primer acto, pues el carácter de cada uno ejerce de expresivo contrapunto del otro y a través de sus interacciones Trueba nos permite conocerlos gradualmente. Su faceta de suspense sensual y/o erótica es el rasgo tonal mas logrado de una película mas encomiable en sus objetivos que en la consecución de los mismos. Desde los primeros compases queda claro que no es oro todo lo que reluce ni en este nuevo inicio amoroso ni en este arrebatador escenario, y aún cuando la narración atraviesa momentos plácidos o instantes de celebración preserva la sensación de tormenta agazapada tras la calma. Tratado sobre la inevitabilidad del dolor, la decepción y la violencia, que lamentablemente pierde toda finura tan pronto como confirma cada una de sus sospechas.
Los lugares son tan trascendentales en el cine debido a su rol narrativo o emocional en el conjunto discursivo como por la vinculación que los personajes desarrollan con dichos espacios. Tanto la isla como la cultura griega, retratada desde las canciones folclóricas, la gastronomía o la fotografía anaranjada de atardecer, son puestas en escena desde la perspectiva de la postal de cliché. El elemento identitario mediterráneo queda pues abandonado en un quinto plano, y la tensión entre los dos protagonistas pierde entereza tan pronto como se va desenredando la senda escondida de los trapos sucios del personaje de Matt Dillon. El acabado fotográfico es eficiente, y su puesta en escena recurre con torpeza a algunos zooms, pero mayormente se limita, poco inspirada pero oficiosa, a ilustrar el guion. Es por ello consecuente que si el guion es tan lamentable como el de la película que nos ocupa, el conjunto se ve afectado. El espectador va siempre un paso por delante de las revelaciones de la trama, y cuando estas se manifiestan optan por la declamación verbal, el trazo grueso y el griterío y contienda escabrosa. El encuentro violento suscita reflexión cuando se sugiere y se torna vulgar, novelesco y estereotípico en su encarnación, y la irrupción de la muerte acaba por arrastrar el largometraje al terreno de la caricatura lejana de cualquier autoconsciencia.
Truculenta, histriónica y gruesa, Isla perdida parte de una tensión sexual embadurnada de misterio para desembocar en una olla exprés de fatalidad delineada y estridente.
- Título: Isla perdida/Haunted heart
- Dirección: Fernando Trueba
- Guión: Fernando Trueba y Rylend Grant
- Actores: Matt Dillon, Aida Folch, Juan Pablo Urrego, Kika Georgiu, Polydoros Vogiatzis
- Dirección de Fotografía: Sergio Iván Castaño
- Música: Zbigniew Preisner
- Estreno: 23 de agosto de 2024
- Duración: 128 minutos
- Web Oficial: https://bteampictures.es/haunted-heart/
- Nota: 5,2/10