II Festival de Cine Unknown – L´estate di Giacomo

Servidor tiene el placer de participar por primera vez en una iniciativa harto jugosa. Mi buen amigo Jorge Fernández – Mayoralas, de Cine y sé feliz, ha organizado la Segunda edición del Festival de Cine Unknown. Una edición en la que participamos nueve amigos críticos: Mari Carmen Fúñez Galán de Cinema Ad Hoc, Sofía Delgado de La película del día, Luis Suñer de Videodromo, Irene Castro de Damn Fine Cinema, Iván Ginés de Cine inherente, Jorge Aceña de Fotograma rojo, Manuel Barrero de Tierra Filme, Jorge y yo. La dinámica del evento es la siguiente: cada uno de nosotros debíamos de elegir cinco películas de la última década que ni el propio programador ni ninguno de los otros ocho hubieran visto (de ahí el nombre de Unknown, desconocido). Una limitación que, situándose en un grupo de cinéfilos tan o más voraces que nosotros, hace la tarea realmente ardua. Una vez seleccionadas, los programadores restantes deberían votarlas del 1 al 5 en orden de preferencia para ser visionada. Una vez recontados los votos la programación oficial del Unknown la compondrían doce películas: las películas más votadas de cada uno de nosotros y las tres segundas más votadas. Se verá una película por quincena, comenzando en diciembre y acabando en mayo de 2019. Cada uno valorará la película desde una perspectiva global y por departamentos, y haciendo media al acabar otorgaremos premios. Tras el sorteo, la película con la que debíamos empezar la andadura era L´estate di Giacomo, película de 2011 de Alessandro Comodin que fue la segunda más votada de Irene. Servidor no esperaba nada de la misma, no en vano le dio un 2 sobre 5 en cuanto a preferencia de visionado entre las películas de Irene, pero el compromiso con la causa nos empujó a verla esperando de ella lo mejor. Y hablamos de un inicio tibio, a partir del cual será realmente fácil. Es una película pequeña y breve, que ofrece realmente poco en todos los aspectos. La extrema nada. Una película que tiene lo mínimo necesaria para ser considerada como tal. 

La sesión vino acompañada del cortometraje The wholly family, corto italiano producido por Terry Gilliam en 2011. Un cuento surrealista, grotesco y pesadillesco perturbador e incomprensible, con soluciones visuales cuestionables pero una agradecida abundancia de creatividad en su dirección artística y diseño de personajes y vestuario. Una curiosidad simpática. 6,1/10. Y a continuación, L´estate di Giacomo. El verano ha llegado al nordeste de Italia. Giacomo, chico sordo de 19 años que toca la batería, pasa una tarde de picnic en el bosque con su amiga Stefi. Perdidos en el bosque, disfrutarán un día veraniego de juegos y sensualidad, apurando un tiempo que ya no volverá. Su relación ya no será más que un recuerdo. Dos muchachos, un bosque, el calor. Baños y caricias. Cámara en mano que les sigue en plano medio. Costumbrismo italiano, cine del día. Una mirada a un día normal en vidas normales, sin glamour ni drama hollywoodiense. Cine pequeño y honesto, de miradas, sonrisas y gestos. Aceptable fotografía, que aprovecha el grano y su trabajo cromático para sacar partido a sus paisajes naturales. Si hay que destacar algo del filme es el trabajo del equipo de localizaciones. El muchacho que interpreta al protagonista hace un trabajo correcto también. Poco más que destacar. 

Si bien el estilo es compacto y de interés relativo, la práctica ausencia de argumento o de acciones de peso en el filme arruinan por completo la satisfacción del visionado. Nada sucede, el final es abrupto, se cambia de amiga sin motivo alguno y la relación con Stefi, que ocupa la totalidad del metraje, apenas implica a nivel emocional. Los personajes nos dejan indiferentes, no dicen ni hacen nada atractivo. Y la puesta en escena no eleva el atractivo, incapaz de ofrecer movimientos de interés o encuadres con algún tipo de enjundia. Son sólo 70 minutos, pero la absoluta escasez de elementos de análisis hace que se hagan realmente pesados. Muestra de cierto cine de autor que corre el peligro de conformarse con lo mínimo y confiar de que cierto tono le brindará el apoyo crítico. 

Costumbrista, minimalista y alegre, L´estate di Comodin se acerca a un estío juvenil con naturalidad y luminosidad, pero conformarse con esto es hacerle un flaco favor al arte cinematográfico.