Antes de que acabase el 2018, obviamente, tuvo lugar la segunda quincena del mes de diciembre. Y con ella, era el momento de visionar la segunda película del Unknown. El Unknown, ese festival de índole casero que estoy organizando con amigos críticos en el que cada quincena vemos una película de esta década que ninguno hayamos visto (lo cual, creedme, no es nada fácil). La primera película de nuestra sección de doce propuestas fue L´estate de Giacomo, segunda película propuesta por Irene que fue, a todas luces, la nada más extrema. Un comienzo arduo, pero que no aniquila nuestra ilusión por continuar. Era el turno de descubrir la película más votada de Sofía. Sofía se ha inflingido a sí misma con una pesada carga que, a pesar de conocerla desde hace ya casi un año, todavía no he conseguido explicar. Tiene una irrefrenable filia hacia el cine teutón, y cada vez que debe elegir una película para ver en algún ciclo o maratón debe, forzadamente, proceder de las Germanias. Una limitación que reduce aún más un ya de por sí reducido campo de selección. Por ello, pese a que era la película que más nos apetecía a la mayoría, y la segunda que más atraía a un servidor, formaba parte de un plantel poco atractivo. Aún así, ofrecía elementos que invitaban al optimismo. Era una adaptación de un relato sugerente de Lovecraft, que optaba por el siempre agradecido blanco y negro. Así que a ello me lancé, y si bien se trata por ahora de la mejor película del Unknown, es igualmente otra decepción. Una película de curiosa trama y estilo propio, pero tremendamente afectada por la extrema carencia y modestia de sus medios de producción.
Cómo va a ser tradición, la película debía verse en doble sesión con un cortometraje. El afortunado en esta ocasión fue el cortometraje alemán Nagel zum sarg, dirigido por Philipp Döring. Una señora mayor recoge en su casa a un señor al que le confiesa una parte de su pasado que llevaba décadas esperando que fuera castigada. Un cortometraje sencillo, con sólo dos personajes y una cocina. Por ello mismo es encomiable que un monólogo de media hora consiga interesarnos tanto, a través únicamente de una gran interpretación femenina y de su certero texto. Un corto harto interesante, con un más que agradecido trabajo de encuadre. 7,3/10. Y acto seguido, fue el turno de Die Farbe. En la Arkham de 1975, Jonathan Davis asiste a la desaparición de su padre. Siguiendo las pistas restantes sus pasos recaban en la Alemania rural, en un pueblo rodeado de bosques donde estuvo ubicado tras la Segunda Guerra Mundial. Una vez allí, se verá sorprendido por la caída de un pequeño meteorito, que parece contener vida alienígena en su interior y aumenta de tamaño las cosechas y árboles de la zona. Una película de espíritu clásico, que labra su propio camino libre de modas, estereotipos o clichés. El tono de suspense y la atmósfera de noir detectivesco están, hasta cierto punto, conseguidas. La elección del blanco y negro es el mayor acierto del filme, dotándole de por sí por un interés plástico que no tendría de otro modo. Igualmente, la introducción del púrpura en la tercera parte, de índole fantástico, sirve de atractivo contrapunto. Es un relato malsano de incertidumbre y aires sobrenaturales. Considerando que nos hallamos ante una película primeriza, logra transmitir ese desasosiego, y tocar todos los géneros con un toque paródico, lo cual es también ambicioso.
Más allá de los desperfectos que saltan a la vista, lo que más daña la experiencia del visionado de Die Farbe es su ritmo, la evidente ausencia de un tempo homogéneo. Las nefastas interpretaciones del reparto y el pobre lenguaje visual de la cinta, un constante festival de chromas de éxito dudoso, son hasta cierto punto perdonables, pues nos hallamos ante una película que resulta evidente que ha sido rodada con muy pocos medios. Pero al ser tan poco capaz de captar nuestro interés nunca llegamos a entrar lo suficiente como para aceptar las normas del juego, tras una primera media hora de avance lento y un cierre apresurado. Nunca llegamos a conocer a ningún personaje, por lo que nos hallamos indiferentes ante las desdichas que puedan acontecerles. Una película de la que cualquier debutante que la hubiese facturado estaría orgulloso, pero de la que un servidor prácticamente se ha olvidado en el momento de escribir estas líneas.
Misteriosa, serena y elegante, Die Farbe es un ejercicio de nobles intenciones pero al que le faltan las maneras y los logros del cine de verdad.
- Título: Die Farbe
- Dirección: Huan Vu
- Guión: Huan Vu, basado en el relato de H.P. Lovecraft
- Actores: Paul Dorsch, Jürgen Heimüller, Ingo Heise, Philipp Jacobs, Michael Kausch
- Dirección de Fotografía: Martin Kolbert
- Música de: Sin determinar
- Estreno: Sin determinar
- Duración: 86 minutos
- Web Oficial: https://www.imdb.com/title/tt1756479/reference
- Nota: 4,9/10