Esperando al rey – Simpática transformación personal

En 2016, Cine, Críticas by Néstor JuezDeja un comentario

Tras la irregular y ambiciosa pero interesantísima El atlas de las nubes, el otrora hijo pródigo del nuevo cine alemán Tom Tykwer repite con gran parte del equipo de aquella (retornan Tom Hanks y casi todas las productoras de aquella, pero en esta ocasión dirige en solitario, agradeciendo aún así en los créditos finales a Lana Wachowski) para adaptar el libro de Dave Eggers A hologram for the king. Contrastando con la novela de base, el enfoque del teutón Tykwer, también guionista del filme, opta por la comedia alegre y esperanzadora para narrar una historia con un trasfondo muy triste, y una carga crítica social amarga. Y el resultado es una película con ritmo, buenos personajes, una historia interesante para reflexionar y humor efectivo, pero algo blanda, ñoña y, conforme se desarrolla, insípida. 

Alan Clay es un empresario estadounidense con una situación laboral delicada y una hija a la que no puede pagar sus estudios universitarios. Ahora trabaja para la empresa tecnológica Reyland, la cual le encarga irse con un equipo de técnicos a Arabia Saudí, para presentarle al rey un nuevo sistema de telecomunicaciones sustentado en los videoencuentros por hologramas. Pero se verán presas de la inoperante burocracia, que les hará esperar semanas en precarias condiciones a una visita real que no se sabe cuando llegará. Durante este tiempo muerto Alan, aquejado además por una joroba que emerge en su espalda y le resta (o eso dice él) fuerzas, hará amistades con una suerte de taxista musulmán (Youssef), una empresaria danesa que también espera al rey y una médica misteriosa y seductora que atenderá su bulto. Y será repitiendo esta absurda rutina de la no comunicación, el retraso, la inoperancia y el «vuelva usted mañana», donde Alan Clay encontrará un nuevo ambiente de choque cultural donde se encontrará realmente a gusto. Un argumento llamativo que, a pesar de su carga crítica contra el capitalismo globalizado, toma la forma de comedia desenfadada y rítmica sustentada en los imprevistos y contingencias de la vida, y las oportunidades que se abren con cada decisión en un ambiente tan radical como el del país Saudita. Tom Hanks se carga la película a sus espaldas con su carisma y talento, y su bonachón y torpe personaje crece en nosotros conforme le conocemos al vislumbrar levemente su distanciamiento con padre e hija y sus pretéritos fracasos laborales, conforme entra en hastío y se desahoga con experiencias de libertad tras días de reiteración de una rutina de llegar tarde, no ser atendido y ser respondido con segundas. La nada anómala pero muy efectiva fotografía de Frank Griebe y las hermosas melodías de Klimek y el propio Twyker contribuye dándole a esta historia de contrastes sociales una envoltura audiovisual hermosa. 

Si uno recibe la propuesta con agrado, una vez puestas las cartas la película aporta pocas novedades más. Seguimos a Clay en su devenir Saudita, pero lo que va sucediendo no pasa de agradable o entrañable. Conforme Clay se asienta y se hace amigo de Youssef, se pasa del humor ácido a la amistad optimista, más blanda. Al filme no le faltan buenas ideas pero sí potencia fílmica o narrativa, y en ocasiones el humor satura por forzado o demasiado fácil. Y una vez concluida la línea narrativa principal de la presentación al rey, el filme se centra exclusivamente a una previamente sugerida hasta el final que no concuerda tonalmente con todo lo anterior.

Esperando al rey es una comedia visualmente poderosa, reflexiva y esperanzadora. Y sobre todo, un filme de nuestros días, que escenifica el creciente abismo entre clases sociales con el capitalismo globalizado. Pero tras un buen inicio discurre sin puntos álgidos, y deriva en una nota buenista que todo lo impregna y dejará pocas secuencias para el placer extático de la memoria cinéfila. 7/10

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