Luis García Berlanga fue no sólo el mejor director que ha visto este país, sino también un gran autor a nivel internacional. Sus comedias, aún cincuenta años después, siguen siendo obras universales. Su humor sigue estando de actualidad, y como es el caso de esta estupenda película se sigue apreciando el ingenio del humor negro presente en el guión de Azcona, así como la crítica a la sociedad del momento y a la pena de muerte.
José Luis, empleado de una funeraria, se enamora y contrae matrimonio con Carmen, hija de un verdugo a punto de jubilarse (interpretado con sencillez y cercanía por Pepe Isbert, el mayor exponente de un competente reparto con nombres como Alfredo Landa o José Luis López Vázquez). Las condiciones económicas son tan duras que José Luis se ve forzado a aceptar el puesto que deja el suegro por jubilación para poder permitirse el piso. Sin embargo, finalmente se verá destinado a ejercer ese inmoral oficio.
Los diálogos, en la más pura tradición teatral, son ágiles y divertidos, y a pesar del absurdo de toda la película esta no deja de ser un fiel relato costumbrista, pues los personajes siguen estereotipos de la sociedad franquista. Como comedia es realmente divertida, pero en realidad la historia es desesperanzadora, ya que la situación de Jóse Luis es complicada y no deseable. Es por ello que la película, que podriamos considerar el reflejo del neorrealismo italiano en España, maneja hábilmente la tensión, consiguiendo así crear desasosiego en el espectador, gracias a recursos como el manejo de los silencios y el uso de determinados encuadres, tales como los interiores fraccionados o la escena final del corredor (soberbio en cuanto a calidad y mensaje transmitido), buenos ejemplos de la talentosa fotografía del filme.
Si buscamos algún defecto, este radicaría en la tremenda velocidad y exceso del diálogo, que por momentos parece querer saturar al espectador con sus chistes, y provoca que se pierdan detalles y en algunos momentos cueste seguir al cien por cien la rocambolesca trama. Pero «El Verdugo» no deja de ser una ácida y certera historia, una fantástica comedia (sin embargo servidor opina que «Plácido», del propio Berlanga, es más redonda) y una película de visionado siempre agradable.