El gemido – Misterios envueltos en asfixia

En 2016, Cine, Críticas by Néstor JuezDeja un comentario

Na Hong-Jin, el director surcoreano, estrenó su tercera película (años después de dos obras previas muy aplaudidas) fuera de concurso en el Festival de Cannes, y entró a concurso en el último Sitges, dónde levantó muchas pasiones. Y lo encuentro razonable, pues este terrorífico relato criminalístico es tremendamente estimulante. Tocando temas como las posesiones espirituales y las posesiones demoníacas, entroncadas en el folclore mitológico del inquietante mundo rural coreano, la película engancha en un largo metraje gracias a una meticulosa recreación de atmósferas. Una pena que el guión deje tantos interrogantes. 

fullsizephoto705928En el distrito rural de Gokseong, empiezan a suceder con frecuencia una serie de truculentos asesinatos. En todos ellos se reproducen unas mismas características procedimentales: una persona pierde el juicio y empieza a sufrir rápidos deterioros físicos (llagas), mata a sus cercanos y comete suicidio. Todo el mundo achaca la causa de estas sobrenaturales desgracias a la llegada al bosque de un ermitaño japonés. El torpón y rudo, pero bonachón,  policía Jong-Goo asiste impertérrito al despliegue de lo macabro, pero su urgencia por resolver el misterio se incrementará cuando la presencia ubicua del mal se adentre en su hogar, recurriendo a métodos antiguos para salvar a su familia. Una película de premisa propia de un thriller que gradualmente se adentra en el más turbio y estremecedora de los escenarios. Un espacio diegético (narrativo) de ambiente malsano y pegajoso, que te captura en su lento pero expectante devenir. De antemano, el filme brilla por un magistral uso de la iconografía demoníaca y de la mitología tradicional asiática, con sutileza pero impacto. Aún siendo violenta y cruda, jamás llega a abusar de morbo ni de carnaza. La presencia de lo monstruoso, tanto onírica como real, se vislumbra en breves fragmentos espolvoreados aquí y allí. Y ante todo, la excelsa fotografía de Hong Kyung-Pyo y el diseño de sonido de Kim Dong-Han se erigen como los grandes fuertes de la producción. Como es habitual en el cine coreano, encontramos de nuevo una efectiva mezcla genérica de terror y humor, gracias a unos personajes tontorrones y patetoides. Pero este elemento dota de fuerza al discurso, pues es más fácil intrigarnos a la tragedia si a esta le sucede a personajes reales, plagados de imperfecciones.

Lamentablemente, el ambiguo y críptico guión, plagado de giros narrativos, concluye sin haber hilado bien todos sus cabos sueltos. Al jugar con la figura del espíritu maligno como persona de apariencia engañosa y encarnación corpórea nada clara se consigue mantener al espectador en vilo pero quedan muchas dudas sin resolver relacionadas con los posibles culpables. Y su parsimonioso ritmo, si bien se sobrelleva con interés debido a la constante tensión y el aire enrarecido que empaña a la película, no deja de ser un obstáculo a sortear para el espectador. 

Densa y espeluznante, El gemido (traducida en la piel de toro como El extraño, un título con mucho sentido) establece unos cráteres para el entendimiento que no logra despejar, pero teje un tamiz de extrañeza e incomodidad del que el espectador no puede escapar, aceptando de buen grado seguir a Hong-Jin de la mano en este descenso a los infiernos del alma humana. 7/10

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