Plena temporada de Óscars, y desembarcan en volquete las producciones nominadas y predominantes en la campaña. Tanto aquellas que han sido condecoradas con las distinciones más relevantes como aquellos que, por uno u otro motivo, han quedado relegadas en el camino. Rechazos justos en ocasiones y, mayoritariamente, injustos. Sospechaba que era el caso de esta película, nuevo trabajo de un realizador que tocó la gloria hace dos años en los mismos Óscar. Este es Barry Jenkins, y la película que ahora estrena en nuestras pantallas es El blues de Beale Street, que no ha logrado la repercusión de su anterior Moonlight. Pese al olvido de los académicos, la crítica se mostró entusiasmada. Harto interés guardaba también un servidor, que aún sin perder el sentido disfrutó de Moonlight, una película más que atractiva. La temática me volvía a disuadir como ocurrió con aquella, pero un estilo refinado y estético siempre me ayudará a compensar esos sinsabores. Así que, aunque con leve demora, se produjo la visita a la sala de cine. Y aún sin llegar a cotas de fascinación o seducción fílmica, sí que disfruté de una película notable. Una película pequeña pero seductora que refinaba aún más las virtudes de Moonlight, gustándome más que ella. Un viaje pausado y de digestión exigente, de argumento ajeno a sorpresas y de interés relativo, pero elevada por la excelencia de su narración cinematográfica y desempeño técnico.
Harlem, años 1970. Los jóvenes negros de clase humilde Fonny y Trish están profundamente enamorados. Cuando ella acaba de realizar y confesar a su familia que esperan un hijo, la policía apresa a Fonny por una violación a una mujer latina que nunca llevó a cabo. Con la ayuda de su madre (Regina King) y de un aplicado abogado, Trish luchará por probar la inocencia de Fonny, lograr su libertad y compartir una vida digna en familia, sin miedo ni represión. Un romance dramático de consabida temática racial, cuidado en la ambientación de época y atención en las detalles. Una película fina, depurada y ajena a histrionismos o exhibiciones. Un ejercicio de absoluta sofisticación del estilo de Jenkins, el Wong Kar-Wai negro. Buen trabajo del guión, que acertadamente construye el relato con dos momentos temporales, el presente y la rememoración del cortejo, en paralelo, pasando de uno a otro con regularidad. Los actores, sin exhibirse, están seductores y llenos de credibilidad dramática. Hermosísima banda sonora e hipnótica fotografía, logrando la unión de ambas la resolución de escenas estupendas a nivel plástico y sensorial. Un viaje de atmósfera cargada pero compacta, un ejemplo más de que la tragedia desde el hieratismo reservado cargado de sentimiento llena mucho más que el dolor histriónico. Si se nos narra de esta manera tan elegante, servidor degustará de buen grado cualquier historia. Belleza con sordina, crónica para la mirada aprendida.
Para disfrutar plenamente de una película como esta es necesario disfrutar o saber sacar el jugo al estilo de la realización en sí misma. Hay cinéfilos que disfrutamos de algunas películas tan sólo por su aspecto formal, valorando en última instancia lo que nos están contando (es esta una cuestión subjetiva, pero sí bien los relatos son importantes no son estos lo primero que busco en una película, sino la manera que tenga esta de narrarlo). Pero una amplia mayoría de la ciudadanía encuentra en el argumento la única fuente de disfrute o interpretación de un texto fílmico. Lo único que sacan en claro del mismo, valoran o se llevan una vez acabada la proyección. Todos ellos se verán decepcionados con esta película, no por la construcción de su guión o el desarrollo de la trama, construida sin fallas y con muchos detalles de madurez narrativa. Sino por el escaso interés intrínseco de la historia, y por su nula capacidad de sorpresa. La evolución es callada, por lo que es plausible que muchos de los admiradores de Moonlight puedan acabar desencantados con el presente filme. Suculenta, pero aburrida.
Elegante, sutil e íntima, El blues de Beale Street podrá dejar indiferente al que se quede en su trama, pero es sin duda una de las películas más refinadas que podemos encontrar ahora en cartelera.
- Título: El blues de Beale Street/If Beale Street could talk
- Dirección: Barry Jenkins
- Guión: Barry Jenkins, basado en la novela de James Baldwin
- Actores: KiKi Layne, Stephan James, Regina King, Diego Luna, Pedro Pascal
- Dirección de Fotografía: James Laxton
- Música: Nicholas Britell
- Estreno: 25 de enero de 2019
- Duración: 119 minutos
- Web Oficial: https://www.imdb.com/title/tt7125860/reference
- Nota: 7,6/10