Este curso he empezado un Máster de crítica cinematográfica organizado por la Escuela ECAM en colaboración con la revista Caimán Cuadernos de Cine. Os dejo el primer texto del Taller de Escritura, dedicado a la película El león duerme esta noche de Nobuhiro Suwa, previamente analizada en este canal. Espero que os guste:
Aprendiendo a filmar la muerte
El cine es representación, pero el cine también es vida. Vida que, por definición, está marcada por el paso del tiempo y el ineludible camino hacia la muerte. En el caso del veterano actor Jean-Pierre Leaud, ha sido un proceso de modelado del despiadado Cronos a través del cine, como es también el caso del personaje que interpreta en El león duerme esta noche. El cine persigue a Jean en todo momento: su trabajo consiste en rodar, los espacios que transita (esa mansión con aroma a Hollywood clásico) resuenan a cine, y en su ocio emprende otro rodaje.
La aceptación de la muerte supone reconciliarse con la llegada del futuro. Y para tener la conciencia tranquila para emprender este paso, el recorrido vital sigue un movimiento circular: se produce un reencuentro con el pasado. Unas conversaciones con lo pretérito a las que Suwa da forma cinematográfica de diversas maneras.
Jean observa unas fotografías, pero también recibe la visita de una amante perdida. Una joven figura femenina que se transfigura embebida de un aura de fantasía determinante en el tono de la película (no en vano, el filme se presenta como una fábula luminosa que tanto podría ser un cuento como un sueño, como prueban la escena inicial y final). Y la manera de filmar sus apariciones es tan sencilla como sugerente: la cámara se desplaza sobre el espacio hasta que la encuentra, y cuando se esfuma se limita a caminar fuera de cuadro. Una gran demostración del dominio de la puesta en escena de Suwa, que opta por un lenguaje sencillo y limpio: la cámara se desplaza siguiendo la acción de manera fluida, pero no tiene reparo en detenerse cuando el relato lo demande, tanto tiempo como sea necesario. Se miden todos los elementos que se integran en el encuadre, y apuesta antes por el montaje interno que por el externo (no en vano, podemos detectar múltiples planos secuencia de elegante planificación, ajenos al afán exhibicionista).
Y también supone un diálogo con el pasado el encuentro con los niños cineastas. Niños son, como niño fue Antoine Doinel, sin el cual la persona cinematográfica de Jean-Pierre Leaud no sería posible. Dos generaciones unidas a través de la necesidad de expresión fílmica. La actividad de la puesta en escena como praxis terapéutica, como lenguaje en común que nos ayuda a dar forma a nuestras inquietudes y anhelos (imágenes que representen, por ejemplo, el núcleo de aquella canción infantil cuya llama no se apaga en nuestro interior).
En esta concepción del cine como catalizador de vida encontramos el vínculo entre esta película y la Nouvelle Vague, etapa inalienable del bagaje de Leaud: la improvisación. La improvisación para llegar a la verdad. Como no podía ser de otra manera, El león duerme esta noche, con su utilización puntual de música nostálgica y su fotografía de colores saturados, es una película que irradia un lirismo conmovedor, tan artificioso en su apariencia como densamente real en su fondo.
Una verdad inocente que mira a la infancia con respeto y sabiduría, como esa sensibilidad necesaria para recuperar la alegría perdida. Que se revela como la opción mas adecuada para filmar la muerte.
Néstor Juez
Comentarios
Cuando uno, entiéndase Néstor Juez, cumple diez años de Críticas Sosegadas, hacer un Máster en Crítica Cinematográfica en ECAM puede parecer pleonástico, es decir, redundante o innecesario, pero si uno se fija un pico en dónde se mete, verá que está al lado de la Ciudad de la Imagen, de la Filmoteca, de Los Ángeles, de Eurostars.. . ¿Lo pilláis? ¿Sí? Ah, pillines.