Alabama Monroe – La narración humana

En 2016, Cine, Críticas by Néstor JuezDeja un comentario

Producida en 2012, nominada en las categorías grandes en los Premios del Cine Europeo, y como mejor película foránea en los Oscar, del 2013, y estrenada en España en 2014, la película belga Alabama Monroe (The broken circle breakdown en el original), dirigida por Felix Van Groenigen, ya había pasado por mi radar pero lamentablemente no había logrado atraerme para visionarla hasta ahora. Y me satisface que así haya sido. El filme que nos ocupa sin duda no presenta ningún elemento excepcional, ni desde el punto de vista formal ni, sobre todo, desde el punto de vista narrativo, pues todos hemos visto dramas amorosos similares y conocemos sus desarrollos. Pero está narrada con un gusto y una pasión tal que su visionado supone una experiencia realmente gratificante.

Didier es el integrante de un grupo belga de música folk, y auténtico amante de la música americana. Elise es una joven, hermosa y algo inconsciente tatuadora que empatiza con Didier al conocerle por esa afición musical que comparten. Ella se integrará en el grupo en calidad de vocalista, y ambos iniciarán una intensa relación amorosa de pasión y desenfreno. Cuando reciban por accidente la noticia de la llegada de una hija se verán forzados a construir un hogar y sentar la cabeza. La llegada de Maybelle y sus primeros años de vida harán de ellos unos padres muy felices. Pero la desgracia les azotará en forma de una desafortunada y temible enfermedad que la niña padece, que acabará arrastrando al garete todo lo previamente vivido y disfrutado. Efectivamente, un drama social. Una historia de niños enfermos y parejas desestructuradas por el dolor. Y, también en este caso, todo se va viendo venir. Pero todos los elementos que articulan la diégesis (el mundo de la ficción) están perfectamente engranados. La cinematografía es sencilla pero sutil, elegante en sus encuadres, tomas en movimiento y decisiones de colorimetría. Ayuda enormemente que el relato no siga una estructura lineal, sino que fluya a caballo entre el momento presente y las escenas de años atrás en las que descubrimos como inició la relación o nació Maybelle. Este modo de dosificar la información, que nos permite irles conociendo a fondo de una manera muy emocional y comprender como ciertos sucesos provocan que ciertos sentimientos afloren de tal o cual manera, dotan al filme de una carga dramática muy poderosa.

Todos los intérpretes están estupendos, logrando que todos los personajes resulten humanos creíbles con comportamientos y dilemas entendibles y razonables. Por mucho que ciertas reacciones sean exageradas o poco sensatas, todo está terriblemente justificado en base a como se nos presentan los acontecimientos. Pero si en algo destaca esta cinta, que no puede evitar caer en algunas escenas demasiado melodramáticas o emotivas como para ser realistas, es en su tono, logrado gracias a una dirección artística y a una ambientación musical nada arbitraria. La pasión musical de Didier, la americanofilia y los conciertos de su grupo de Bluegrass no se limitan a ser un mero elemento de decoración, sino que son vitales para crear una atmósfera de alegría y simpatía y describir la psicología interna de nuestros personajes, así como desarrollar la química entre ellos. En es esos momentos musicales donde brilla el film, cuya banda sonora apuesta por mantener en todo momento el clima creado por las cuerdas deslizantes.

Debido a su poco sugerente premisa genérica, es probable que, como ya ocurrió en el periódo de galardones (superada por la superior La gran belleza), está película quede relegada al olvido. Pero dado el alma pura que respira, no puedo más que hacer todo lo que de mí dependa para sacar este filme del ostracismo cinéfilo. 8/10

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