La cura del bienestar – Sanatorio anguiloso

En 2017, Cine, Críticas by Néstor JuezDeja un comentario

Pese a que las secuelas de Piratas del Caribe presentaban cuantiosos problemas y la primera tampoco es una obra magna, se podían percibir durante la trilogía elementos de interés que evidenciaban el estilo del realizador talentoso que es Gore Verbinski. Es por ello que cuando recibe una ingente cantidad de dinero y libertad creativa para su nuevo proyecto mi interés se despertó un poco, y al ver el trailer del mismo, el thriller psicológico de terror La cura del bienestar, se me pusieron los dientes largos. El recibimiento crítico no fue halagüeño, y la audiencia la ignoró en taquilla, entre otros factores por el apretado momento en el que decidió estrenarse, rodeada de una atractiva cartelera. Pero todo ello no hizo sino contribuir a darle a esta película una etiqueta de anomalía incomprendida que, aunque fracasada, me seducía de antemano. Y habiéndola vista con posteridad pude confirmar todas mis sospechas durante su jugoso visionado. El filme es largo, ambicioso, imbricado y tosco por instantes, pero tan explosivo a nivel audiovisual que bien merece un visionado. 

El ambicioso ejecutivo Lockhart (un acertado Dane Dehaan) es enviado por los jerifaltes de su empresa a un idílico centro sanitario en los Alpes Suizos situado en lo alto de una montaña a traer de vuelta a Nueva York a uno de sus ejecutivos, que lleva meses recluido allí como paciente. Una vez se halle en el recinto irá descubriendo paulatinamente rarezas y elementos que despierten la sospecha, pareciendo que algo se cuece allí que no es lo que dice ser. Al fin y al cabo, nadie que llegue al centro sale de allí, y conforme se descubra devenido un paciente más, más crítica se tornará su situación y más espeluznante el ecosistema del hospital. Una impactante y magnética historia gótica de locura, experimentos físicos, geriátricos perturbadores y castillos aquejados por leyendas centenarias de trágico relato. Una película que, pese a situarse en el género de terror por su argumento y tono, huye del susto o el golpe de efecto para apostar por la construcción de una continua e intensa atmósfera sobrenatural de extravío, incomodidad e inquisición, vagando en un océano de preguntas sin respuesta. Nada de todo este peculiar y rompedor galimatías funcionaría sin (no olvidaré tampoco la banda sonora de Benjamin Wallfisch) la excelente dirección de Gore Verbinski y la sublime fotografía de Bojan Bazelli, que logran que la película sea visualmente extraordinaria (amén de un diseño sonoro de infarto), logrando que prácticamente cada plano sea digno de exponerse en un museo. Sin duda la película más excelente a nivel visual de lo que llevamos de año. Y ya sólo por eso merece la pena rescatar una película tan libre, arriesgada y, en última instancia, dueña de un encanto que la hace especial. Sus interpretaciones son solventes, y el argumento se muestra siempre lo suficientemente interesante para que el interés no decaiga. Y si bien el impacto resulta abrasiva y en numerosas secuencias forzado y demasiado frío cómo para que nos impliquemos, las soluciones que toma la película logran nuestra aprobación pese a que no siempre sean las correctas. 

El riesgo de jugar fuerte desde el inicio a tejer una intriga turbia y malsana plagada de incógnitas y extrañezas es que la resolución de las mismas y el desmadeje del ovillo no culmine de manera satisfactoria. Si ya durante el desarrollo muchos de los meandros del argumento no nos convencen, el cierre y la cohesión en el tercer y climático acto terminan por arruinar un poco toda la experiencia, derivando en unos caminos de guión tan burdos que rozan el ridículo por estar entroncados dentro de lo que el filme nos había ofrecido hasta momento (lacra mayor es, también, su plano villano). La frialdad aséptica del filme y el nulo carisma de sus personajes impiden que nunca nos simpaticen y, por ende, empaticemos con ellos. Los referentes fílmicos del género nos preparan para ciertas sorpresas, y no pocos elementos se muestran lánguidos en tanto fáciles recursos de cine de terror psicológico. Siendo, pese a todo, una película más de suspense que de terror. 

Espectacular, icónica y desconcertante, La cura del bienestar es una película sensorialmente jugosa cual caramelo, pero endeble a nivel narrativo, lo que le impide alcanzar el notable. 6,5/10

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