64º Festival de Cine de San Sebastián. Día 4: Gigantes, feminidad y lactancias

En 2016, Eventos, Festival de San Sebastián, Festivales y Muestras by Néstor JuezDeja un comentario

 Tras un cómodo pero glorioso domingo, el lunes 19 fue un día más intenso y algo inferior en la calidad de los filmes, pero igualmente visioné películas muy valiosas. Realizé una entrevista más, y amplié mi recorrido de rutas donostiarras, en la jornada que marca el ecuador de mi estancia festivalera. 

Comencé temprano el día, a las 09:30, viendo en el Victoria Eugenia la ópera prima británica Lady Macbeth, de William Oldroyd. Basado libremente en el relato corto homónimo de Nikolái Leskov, presenciamos la turbulenta historia de Miss Katherine Lester, una joven dama de la Inglaterra rural del Siglo XIX, se ve obligado por protocolo social a servir fielmente a un suegro que la detesta y un marido que la aborrece y ni tan siquiera la toca. Tras una escapada de estos, Katherine manifiesta su deseo con un joven de la servidumbre. La travesura se convertirá en costumbre, y la pasión desarrollada conllevará la rebeldía mantener su idilio en secreto, lo que desencadenará en una espiral de violencia fuera de control. Similar a la inferior La bruja en su atmósfera y en su recogido tono ascético, la impactante Lady Macbeth es una escalada dramática en la que todos los instrumentos afinan con exquisitez. Una hermosa fotografía y solvente dirección artística sirven de triste escenario que invita a la depresión de unos personajes maniatados por sus clases sociales o su género en un régimen de comportamiento opresivo, todos ellos interpretados con verismo y emoción (a destacar Florence Pugh como rebelde, independiente y malévola protagonista). Crítica con un sistema en el que sólo vale acatar o recibir castigo, el filme muestra actitudes morales cobardes o férreas para resolver problemas dentro o fuera de la moralidad, y aferra al espectador desde el inicio con una desasosegante calma tensa. Todo elemento está en su orden, y el conjunto, tan elegante como conciso y frío, seduce sin cuartel. De momento, la mejor película de la Sección Oficial. 8/10

Tras una entrevista compartida con otros tres periodistas a Bertrand Bonello, dónde pude sonsacar interesantes reflexiones sobre Nocturama (pronto en Numen y e en este blog), pude disfrutar a las 16:00 en la Kursaal de la peculiar Jätten (El gigante), ópera prima del sueco Johannes Nyholm. Rikard es un hombre bajito que nació con terribles malformaciones físicas por todo su cuerpo, destacando una cabeza hinchada en la que sólo se encuentra un pequeño y deficitario ojo, ocupado el espacio del otro por una frente desproporcionada (una suerte de Hombre Elefante acondroplásico). Incapacitado para realizar una vida normal, forma parte de un grupo social para personas con discapacidad, y juega con frecuencia en un club a la petanca, deporte del que es todo un experto, y única actividad que le permite una integración social natural. Añora a su madre, que vive recluida en su apartamento con un periquito, y pronto recibirá la visita de un inmenso gigante. Emotiva y optimista historia de superación personal (Rikard tendrá que poner a prueba su frágil físico para lograr hacerse con el campeonato escandinavo) aderezada con toques de abstracción imaginaria y mágica, este filme se ve tristemente lastrado por su escasez de medios de producción, los cuales repercuten en una calidad visual deficitaria que seguramente lastre su distribución internacional. Lo cuál sería una pena, pues la película posee no sólo interesantes ideas narrativas, con ese extraño gigante de sorprendente identidad, sino también formales, filmando planos subjetivos desde el borroso ojo de Rikard, o desde el ojo de los cielos del gigante, que camina imperturbable y estruendoso sobre hermosos paisajes. Una vez salvada la dificultad inicial de acostumbrarnos a ver una película desde una perspectiva de respiración entrecortada y autismo físico, el filme ofrece una historia con mucho corazón, aderezado con interesantes secuencias de petanca de alta competición. Un filme bonachón en el buen sentido, de un riesgo aplaudible. 7/10

En la Sección Oficial pero fuera de concurso vimos, a las 19:00 en el Teatro Principal, la nueva película en la trayectoria rompedora e impredecible de un siempre interesante Nacho Vigalondo, la primera 100% internacional: Colossal, una comedia romántica sui generis protagonizada por Anne Hathaway. Gloria es una chica joven cuya vida privada arrastra una temporada espantosa: no encuentra trabajo y se emborracha en fiestas nocturnas con excesiva frecuecia. Su exigente y ambicioso novio, enfadado con su actitud, la expulsa de su casa, por lo que decide retornar unos días al pueblo de su infancia para encauzar el orden y el sentido en su vida. Allí se reencontrará con un gran amigo de su infancia y su grupo de amigos, y se divertirá, además de encontrar trabajo. Pero todo se tuerce tras la desolación de Seúl de la mano de un monstruo gigante, que sacude la vida mediática del planeta. Pronto descubrirá, para su asombro, una alucinante conexión entre sus resacas matinales y la materialización de esta criatura en el otro lado del mundo. Una premisa extraordinaria en el plano narrativo, de una gran originalidad. Y que además invita a estimulantes juegos de mezcla de géneros, jugando con el maridaje de comedia, suspense e incluso una rompedora parodia del cine de Kaiju (monstruos y robots asiáticos gigantes, a la que ya rendía homenaje Pacific Rim). Pero una vez más las grandes oportunidades se quedan en el papel, y el interés narrativo se pierde en una película inofensiva e incluso predecible. En última instancia, una comedia romántica no particularmente hilarante con personajes superficiales de interacciones reiterativas y forzadas. La protagonista no se sostiene de exagerada obviedad, y el comportamiento de los hombres que rodean su núcleo amoroso son pobres, y en algunos casos carentes de sentido, apostando por una elevación de la agresividad totalmente fuera de lugar. Tan sólo ciertos golpes de efectos, bromas chanantes y un clímax muy bien logrado elevan la totalidad de un producto que queda muy por debajo de lo que podría ser. 6/10

Y el día tocó a su fin, también en el Principal,  con una proyección especial de la Sección Oficial. El documental montado a través de grabaciones caseras Bigas x Bigas. La reciente e inesperada muerte del realizador catalán ha supuesto una ocasión inmejorable para recuperar un proyecto que dejó inacabado: la edición de un videodiario de su vida privada, utilizando fragmentos que el propio Luna filmó durante la década de los 2000. A través de ellos conocemos un poco más de la familia, el entorno laboral y la personalidad desbordante de un creador vivo y carismático, amante de la creación en diversas manifestaciones  y obsesionado con las moscas, el ajo y la lactancia de los pechos femeninos. El imaginario del director y su peculiar carácter y sentido del humor dan lugar a secuencias divertidas, frescas e incluso interesantes. Pero todo se queda en un mero listado de anécdotas de interés testimonial y circunstancial, montado con gracia en un documental competente pero estándar, que no va más allá del mero respeto y admiración de la figura retratada, que se ve lastrado por un material visualmente pobre y escaso. Ideado para el regocijo de la gente del gremio y conocidos y admiradores del director, y buscando la escucha fascinada hacia las pretensiones y reflexiones de Bigas, el filme queda en simpática experiencia pero documental desaprovechado. 5/10

A pesar de un cierre amargo, de nuevo viví un buen día que demuestra el gran nivel de este certamen. Pocos platos fuertes quedan en la sección oficial, pero sí muchas perlas.

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