Servidor es enormemente afortunado en muchas cosas de su vida, pero sobre todo en mis andanzas en el mundo de la crítica cinematográfica. Este año, por vez primera y de la manera más azarosa, inesperada y tardía, cubrí durante sus últimos tres días la edición del 2019 del Festival de Cannes.
Jueves 23 de Mayo
Tras el primer madrugón infame de las 06:00 de la mañana, hice cola en la sala Soixantième para una segunda proyección a las 08:30 en Les seances de lendemain de una competidora de la Sección Oficial: la francesa Roubaix, une lumière, del heterogéneo realizador Arnaud Desplechin. Nos situamos en la ciudad de Roubaix, en la noche de navidad. Daoud (Excelente Roschdy Zem) efectúa una rutinaria patrulla policial. En compañía de un nuevo compañero deberá investigar un despiadado asesinato, del que contarán con dos sospechosas femeninas. Cine negro de tradición, basada en un caso real. Un largometraje sobrio y refinado, de una solidez intachable y constante. Cine policíaco a la antigua usanza, película de atmósfera añeja con la libertad tonal que acostumbra a Desplechin. Filme criminal elegante de minuciosa recreación procedimental. Una película que dedica todo su tiempo con minuciosidad a procesos de interrogación y a los procedimientos de desnudamiento psicológico que el personaje interpretado por Roschdy Zem de las dos mujeres. Enorme interpretación, que acabó siendo merecedora del César. Es también monótona en tono y densa de ritmo. Una película larga y pesada que sin ninguna duda inducirá al tedio a considerable parte de la bancada. Servidor sólo puede saborear y disfrutar del oficio y saber hacer de Desplechin y de su equipo creativo. 7,3/10
Conforme acabó la primera, corrí a los Cinemas Arcades para una de las proyecciones especiales para los muchachos de 3 days in Cannes a las 11:30 de otra película de la Sección Oficial: Le jeune Ahmed, nuevo trabajo de los muy queridos en Cannes Hermanos Dardenne. Ahmed tiene 13 años, tiene una fe profesa e irreprimible hacia el Islam, y lleva a cabo en su día a día sus enseñanzas y creencias de una manera fundamentalista e intransigente, siguiendo los consejos de su imán y preparándose para practicar la Yihad. Una realidad personal que le lleva a un conflicto sin retorno con la Bélgica occidental moderna en la que vive. Una película desnuda y directa, edificada sobre una poderosa interpretación central y un tema candente de vigencia social. Un drama social naturalista que se sumerge sin tapujos en el odio religioso y en la Yihad en muchachos sin simplificarlo ni representarlo desde una perspectiva crítica, aleccionando sobre esta problemática desde el respeto. Se mantiene intacto el estilo asentado y extremadamente perfilado y aplaudido de los Dardenne, de cámara en movimiento cerrada sobre los personajes, a los que sigue opresivamente. Ofrece varios instantes potentes a nivel emocional, y es una película con mensaje. Pero es también una película algo errática a nivel narrativo, que se estanca en reiterar situaciones una vez el contexto ya nos es familiar. Un poco plana en desarrollo de personajes y evolución dramática, con un estilo tan conocido que ya perdió su frescura. Y que opta por abrazar un impacto algo tremendista al cerrar. Buena película, también un tanto mediana. 6,6/10
Tras una agradecida pausa para comer y dos desoladores fracasos en sendas colas para otras películas sin éxito, me encajé por improvisación para saciar la necesidad imperiosa de ver algún filme en la pequeña Sala 3 de los Cinemas Arcades para descubrir la que sería la única película de Un certain regard que vería durante mi estancia en la ciudad francesa: la comedia La femme de mon frère de Monia Chokri, que no en vano había inaugurado la sección unos días previos. Sophia vuelve unos días a casa de su hermano tras perder su trabajo en la universidad. Lo que empieza como una convivencia tranquila se verá perturbada cuando este se enamore y la deje de lado. Una comedia filmada con un estilo definido, una puesta en escena manierista y que se exhibe. Hay, por ello, dónde poner la atención a nivel formal. Y como comedia, y una muy histérica, arranca algunas carcajadas. Por lo demás, una película mediocre. Una comedia llena de convencionalismos más irritante que divertida, con apenas algunos instantes inspirados de puesta en escena para destacar. Entré en la sesión como tercera opción ante la desesperación de quedarme sin ver nada a esa hora. Fue un desperdicio verla en este contexto, es olvidable en grado sumo y no merece la pena detener más tiempo en esta chabacana fruslería. 4,7/10
Tras una tarde de decepciones y sinsabores, di prioridad total a entrar a las proyecciones de las películas que realmente deseaba ver, por lo que acepté de buen grado hacer una cola de más de una hora para poder disfrutar en la Sala 1 del Cinemas Arcades, el cine de 3 days in Cannes, de la que estaba siendo una de las películas más aplaudidas del Cannes 2019, posterior ganadora del premio a Mejor Guión: Retrato de una mujer en llamas, de Céline Sciamma. Convento en una isla de la Bretaña francesa, año 1777. Marianne, una joven pintora, llega para llevar a cabo un encargo: pintar un retrato de la joven Eloïse, a punto de casarse, sin que ella se percate. Para ello, la analizará de cerca durante una convivencia de varios días, en los que se desarrollará entre ellas una conexión especial. Una de las mejores películas de todo el festival, y mi película favorita de la cosecha del 2019. Un romance contenido y pausado de una sensibilidad como pocas se recuerdan en tiempos recientes. Un filme mínimo en relato y elementos, enorme en impacto emocional y dimensiones expresivas. Valor artístico evidente en una película que es una arrebatadora pintura cinematográfica, de gran fotografía y dirección artística. Las dos únicas ocasiones en las que interviene la música es para explotar dos grandes escenas. Al igual que Marianne debe desentrañar lentamente la figura de Eloïse, el filme desvela poco a poco la figura del personaje de Adèle Haenel. El descubrimiento esquivo de su mirada, de su sonrisa, de su silueta. La relación a través de la mirada. Es una narración de seducción pausada, estampas de miradas y gestos, la extrema estilización del pictoricismo cinematográfico. Un viaje de gélida y reservada contención como armadura de la ardiente pasión, del fuego del deseo. Apenas emerge, pero siempre lo intuimos. Para un servidor, una sobrecogedora experiencia plástica y sensorial. Excelsa. 8,4/10
Viernes 24 de mayo
No negaré que era un deseo palpable asistir a alguna proyección en el Grand Theatre Lumière, considerado por muchos como la mejor sala de cine del mundo. Se accede a ella por invitación, y tuve a bien solicitar varias por internet, de la que tan sólo me fue aceptada una. Por ello acudí a dicha proyección sin demora priorizándola sobre otras opciones más apetecibles, pues difícilmente recibirás otra si no acudes a la primera, lo cual queda computado. Por ello asistí a las 08:30 de la mañana a lo que fue toda una experiencia: la película de tres horas y media Mektoub my love: Intermezzo, nueva obra de sexualidad juvenil del aplaudido y polémico a partes iguales Abdellatif Kechiche. Una secuela que pasó de durar cuatro horas a tres y media durante la semana del festival, cuyo director abandonó durante la proyección de Gala del día anterior y que fue presentada sin siquiera títulos de crédito de algún tipo, calentita de la sala de montaje. Durante un verano en la década de los 90, un grupo de jóvenes se encuentra en la playa y comienzan a tontear, extendiendo su cortejo durante una larga velada en la discoteca del pueblo. Un torbellino fílmico, un frondoso torrencial de hormonas y calor en la pista del baile. Un viaje de cámara desatada, que sigue a sus personajes en sus danzas y piruetas sin rubor ni cansancio. Pensaréis que he resumido el argumento en un par de líneas, pero no. Eso es todo. Es un filme de montaje pantagruélico y trama prácticamente nula. Una noche entera en una discoteca. Es una agotadora y explosiva sesión de cortejo sensual adolescente a todo volumen. Twerk, la película. 3 horas de sinfonía de nalgas y cuerpos de adolescentes sacudiéndose en la barra al compás de la disco. Sin olvidar una secuencia de sexo oral explícita de 10 minutos. No sugiero que el filme sea malo, en absoluto. Está filmado con vigor y animalismo, logra exactamente lo que pretende. Es un huracán de emociones y estímulos que te atorra y no deja indiferente. Como única ocasión en el Lumière, fue sin duda una experiencia curiosa y que no olvidaré. Pero no puedo decir mucho más que eso. 6,3/10
Siguió mi incursión única a una sección diferente, una de las secciones que más calidad suele atesorar cada año en Cannes: la Quincena de realizadores, la cual se celebra en el Teatro JW Marriott, unos minutos más alejado en la avenida principal de la Costa. La que vería a las 14:00 de la tarde era no sólo una de las películas más esperadas de Cannes, sino de todo el año 2019. Hablo de Zombi Child, la nueva película de Bertrand Bonello tras cautivarme en 2016 en San Sebastián con Nocturama. Un trabajador de las plantaciones de azúcar vuelve a la vida de entre los muertos en el Haití de 1962. Despojado de conciencia, es un autómata preso de brujería. En la actualidad, una joven haitiana ingresada en un internado femenino de París explica a sus amigos la tenebrosa herencia de su abuelo resucitado, conocimiento sobrenatural que conllevará impredecibles consecuencias. Una película libérrima, expresivamente exuberante, estupenda. Película exótica, tribal, hipnótica. Narración que vuelve a los orígenes del mito para ofrecer una película fresca, novedosa y única en su especie en un género tan trillado como el de los zombies. El cine de Bonello es de una fuerza visual arrolladora, haciendo uso de soluciones poco habituales y un estilo ajeno a vocabularios visuales tendenciosos. Ritos y conjuros de brujería ancestral en una película que mira al género a través del folclore. Un cine también críptico, que nos impide integrarnos plenamente en su narrativa y nos desconcierta con su anómalo tempo y tono. No hablamos de un filme redondo, pero sí muy rico y sugerente. 7,5/10.
Tras una proyección tan sabrosa como desconcertante me dirigí apresurado una vez más al Cinemas Arcades, la Sala 1 en este caso, para ver una de las películas de la Sección Oficial que más ganas tenía de ver: el nuevo trabajo del maestro italiano Marco Bellochio, Il traditore. La película nos sitúa en la Sicilia de los años 80, en el extenso y poderosa clan familiar mafioso liderado por Tommaso Buscetta (gran PierFrancesco Favino). Tras una guerra entre clanes se esconde de manera prolongada en Brasil. Incapaz de moderar el caos y violencia desatado en sus filas, tomará la decisión más difícil de su vida: ignorar el juramento de silencio de la Cosa Nostra y convertirse en el primer informante ante la justicia en los anales de la Historia mafiosa. Cine de mafiosos tradicional, drama facineroso clásico y sobrio. Una película que muestra oficio y veteranía por sus cuatro costados, la eficiencia y saber hacer de un artesano con décadas de experiencia detrás de la cámara. Película llena de fuerza, una narración potente y cruda. Largometraje con una excelente interpretación central, y con notables elecciones musicales. Cine eminentemente clásico, de logrado segundo acto judicial y ambiciosa estructura río, con clase, brío, oficio y hondura. Una película que no sorprenderá a nadie ni revoluciona ni aporta elementos novedosos a su ya muy trabajado subgénero. Cinta un tanto larga, descompensada en su uso de variados recursos formales (montajes paralelos, grafismos), algunos de ellos de introducción arbitraria. No fascina, no, pero deleita harto, y servidor siempre abrazará con felicidad toda ración de cine bien hecho. 7,6/10
Sábado 25 de mayo
Tras una madrugada de subida de vídeos y leves escarceos sociales, el sábado era mi último día en Cannes, pero gracias a la bendita costumbre de reponer el último día la Sección Oficial en las salas principales pude disfrutar de dos películas más antes de partir. La primera fue a las 08:30 en la pequeña Sala Bazin, en el tercer piso del Edificio Principal del Festival. Era una película algo olvidada en la mayoría de medios pero aplaudida por críticos de confianza: la americana Frankie, de Ira Sachs. En el idílico y tranquilo paraje de la ciudad turística portuguesa Sintra, los familiares y las parejas de una veterana actriz se reúnen para descubrir una revelación trágica y encarar resentimientos, pasiones y recuerdos. Película pequeña y pausada, lírica y hablada. Filme de la contemplación y serenidad, de las relaciones y sentimientos humanos y de atención al detalle. Película de puesta en escena contenida y transparente, pero no por ello menos elegante y eficiente. Bello filme que no es sólo una hermosa estampa turística, sino que se apoya en el jugo de los diálogos. Gran trabajo contenido y sencillo de su reparto, integrado por grandes nombres como Isabelle Huppert, Brendan Gleeson o Marisa Tomei. Película concisa y tal vez escasa, pero fina.Tierna y sensible película de encuentros y reencuentros, de romances pausados y esperanza en el horizonte. Obra sencilla de innegable madurez. Una suerte de Oliveira americanizado. Una película escasa en acciones y liviana en tono, cuyo ritmo exige entrega por parte del espectador. El impacto que deja no es muy alto, y es comprensible que deje indiferente a muchos espectadores. No es ninguna gran película, pero sí una buena película digna de recomendación que ha sido tristemente ignorada en los mese posteriores a su presencia en el festival. 7,3/10
Acto seguido me instalé en una cola para acceder por vez primera a la segunda sala en importancia del festival, la gloriosa Sala Debussy. La que vería allí sería mi única película asiática de mi incursión en la Costa Azul: la china El lago del ganso salvaje, de Diao Yinan. Zhou abandona la cárcel, y se encuentra en el centro de una refriega entre bandas de gángsters. Mientras persiste por esconderse, establece amistad con la prostituta Liu Aiai. Se desarrollará durante los próximos días una sanguinaria persecución sin cuartel. Cine negro de guerrillas mafiosas en el fascinante escenario de la China pobre en proceso de industrialización. El refinamiento esteta del cine de acción, escaramuzas y disparos. Un filme de extrema elegancia, una pura fiesta para los sentidos. Mosaico de sangre y neón.Persecuciones mafiosas hieráticas e hiperestilizadas. Película, huelga decirlo, de excelsa fotografía y notoria realización. Pero esta es su primera prioridad, en claro detrimento de lo demás. Es un claro ejemplo de forma sobre fondo, en el que todo sucede mas por favorecer el plano bonito que por necesidad narrativa. La historia siempre debe ser lo más importante, y no hay casi conexión emocional con sus fríos personajes durante su largo y lento metraje. Pese a ello, un filme atractivo de visionado agradable. 7,0/10
Una experiencia amarga, pero necesaria para un futuro más provechoso. Una vivencia cansada, agobiante, llena de elitismo, colas y muy, muy pocas películas vistas.
Compartí con vosotros mis opiniones en vivo del festival en estos vídeos, vigésimo, vigésimo tercero, vigésimo cuarto y vigésimo quinto de una extensa serie de Críticas sosegadas que llegará en 2019. Que os gusten.