El día 8 del festival, el viernes 29 de septiembre, fue mi penúltimo día en la ciudad costera, y el último día de muchas secciones competitivas y último día en que asistiría a más de una proyección. Sólo escogería cuatro filmes, y cerraría muchas de las secciones. Películas de las que no esperaba nada y que me sorprendieron muy gratamente prácticamente todas. Día heterogéneo de narrativas de fácil digestión y variedad nacional pero similitudes técnicas, en el que vimos a uno de nuestros más reputados realizadores patrios naufragar estrepitosamente.
A las 09:00, por última vez en el hermoso Victoria Eugenia, disfruté de mi última película a competición de la Sección oficial: el drama de acción histórico Der hauptmann/El capitán, regreso a Alemania del realizador Robert Schwentke tras años dirigiendo taquillazos repulsivos en Hollywood. A pocos meses de que concluya la Segunda Guerra Mundial, Herold, un joven soldado fugitivo, roba un uniforme de capitán y empieza a impersonar la figura de un diligente oficial nazi con órdenes expresas del Führer para investigar la situación en el frente y en los campos. Despiadado y bruto, empieza a saquear y asesinar impunemente presos inocentes y a tomarse la justicia por su mano de manera sui generis. Una cínica mirada a un perturbador episodio que se produjo de verdad. Una película estilizada y tensa, que en un B/N excelso y dentro de un universo de jerarquías ordenadas muestra como este rebelde armado de valor está dispuesto a revertir el quirúrgico orden nazi en pos de un caos sanguinario al que sus compañeros asistirán sin juzgarlo, inclusive entrando en la dinámica de este peculiar comando. Una estupenda interpretación de Max Hubacher que ejerce de núcleo de este relato chanante pero turbador que invita a la reflexión. Pasado el ecuador la película pierde efecto sorpresa (imposible de superar la excelencia de la secuencia con la que abre la película) y funciona por reiteración, y su enfoque gamberro de la violencia extrema cargado de humorista cinismo le restan el impacto que ansía tener. Película de mensaje ambiguo, por momentos claro y por momentos confuso, logra un visionado tan divertido como incómodo y visualmente placentero. Un ejercicio formal muy fino, su diseño sonoro y dirección artística envuelven en un escenario de dominación y continua alarma. Una de las mejores películas de la Sección oficial, que debería ser galardonada de alguna manera. Presumiblemente, por su fotografía. Dominio de la forma (destacar ciertas secuencias a cámara lenta y diseños sonoros tensos y expectantes) y fondo no común para el espectador medio cargado de temor vital y frío físico. 7,5/10
A las 12:00, sin cambiar de sala, disfruté de mi última perla del festival:el drama romántico geriátrico rodado en inglés The leisure seeker, adaptación de la novela de Michael Zadoorian) dirigida por el italiano Paolo Vìrzi . La aquejada de frágil salud Ellen Spencer (Helen Mirren) y su marido enfermo de Alzheimer John (Colosal Donald Sutherland) deciden desoír los consejos de sus hijos, y sin, avisar, emprenden un viaje en carretera en la caravana The leisure seeker para pasar unas últimas vacaciones juntos. El dolor de Elle por la pérdida de la identidad de John y la definitiva pérdida del pasado amargará unos días de libertad y de viaje metáforico del paso del tiempo. Cine geriátrico, y suma de fuerzas de romance cinematográfico con crítica velada del duro proceso de la vejez. Relato tragicómico y road movie con elementos del delirio vitalista propios del estilo de Vírzi dentro del duelo interpretativo. La comedia funciona, viva y bien dosificada, y ambos actores hacen un buen trabajo, en particular un demente Sutherland cuya pérdida extrema y constante de memoria e identidad hacen estragos entre aquellos que quieran. Pero todo ello queda relegado al servicio de una cita de lagrimón fácil para espectadores de mediana edad, en un ejercicio de traspaso internacional en el que el director ha perdido toda la personalidad de su última película y filma cine blando, tierno y de desarrollo convencional carente de elementos visuales o temáticos que la diferencien del resto. Es buenismo naïf, ese que hace sonreír al ver la película y olvidar a las pocas horas. Azúcar sin el garvo expresivo que esperábamos. Película correcta y muy agradable de ver, cuyo humanismo y reparto nos gratifican. Pero en última instancia una oportunidad perdida, y una de las Perlas más decepcionantes. 7,0/10
Tras una serie de horas en las que estuve comiendo y conversando con una buena amiga de Vitoria, a las 19:00 retomé la actividad en el Principal para visionar el filme de clausura de la Sección oficial, fuera de concurso: el drama escandinavo basado en la novela de Meg Wolizter La buena esposa/The wife, dirigida por el sueco Björn Runge. Joan Castleman (una Glenn Close colosal que devora el filme con su mera presencia en plano) es una experimentada e interesante mujer que su vida, habiendo sacrificado todo lo demás, está entregada a la compañía eterna y al apoyo emocional y profesional a su marido Joe (Jonathan Pryce, excelente), un célebre y reconocido escritor que acaba de ser galardonado con el Premio Nobel de literatura. Pero en estos momentos de máximo reconocimiento cultural, la unidad marital se resquebraja más que nunca, y Joan se plantea decir basta, mientras que deja entrever a algunos cercanos un explosivo secreto: tal vez el verdadero talento literario se halle en el otro lado de la pareja. Un cine elegante de intriga y suspenso narrado con pausa y entregado a sus personajes, a los que deja respirar y expandirse, para paulatinamente enriquecer el misterio y apuntalar una tensión sobria de cine clásico que venía estando presente desde el inicio. Película correcta que si destaca es por su jugosa premisa pero, ante todo, por el extraordinario trabajo interpretativo de su pareja protagonista, que eleva muchos peldaños el filme en que se hallan, realizado de una manera visualmente plano y subrayado por unos flashbacks innecesarios. Pero es también encomiable la concreción de la película, que pone el foco en una única línea narrativa que desarrolla en una estructura ascendente de hilo que se tensa con un aplomo narrativo que no hay que obviarle a Runge. Por todo ello, un recomendable filme que supone una buena elección para clausura y que lamentamos no compita, pues se hallaría en el puñado a rescatar de la Sección oficial. 7,2/10
Y a las 22:00 visionamos en el Principal la última película de la Sección Perlas: el biopic dramático de producción hispano-búlgara Loving Pablo, enésimo producto audiovisual dedicado al astro del narcotráfico dirigida por Fernando León de Aranoa. Basada en la novela autobiográfica Amando a Pablo, odiando a Pablo escrita por la periodista y ex-amante Virginia Vallejo, el filme nos narra el fulgurante ascenso al poder de Pablo Escobar (un Javier Bardem que se esfuerza en hacer lo que pueda para dignificar su personaje) y su imperio de la droga y la violencia, y su posterior caída al fracaso y captura, desde la perspectiva de la presentadora de Tv Virginia (una Penélope ridícula cuyo recargada voz en off subraya y no aporta ninguna reflexión de peso), cuya vida se fue al garete desde el momento que tuvo un romance con él que se hizo público y del que no puede desprenderse. Una cinta de mafiosos planteada como cine comercial de espectáculo y entretenido y raudo visionado. Una película de gángsters explosiva y espectacular, ambiciosa y de largo recorrido narrativo. De antemano esos objetivos están presentes, y en gran parte conseguidos. Y no debemos despreciar los altos valores de producción del proyecto, y una clara soltura y energía a la hora de dirigir por parte de Aranoa, que realiza con garra no pocas secuencias del montaje. Un montaje, ay, pesado y largo hasta la saciedad. Anodino, convencional, impersonal y nacionalmente no identitario. Película vacía que no enriquece un ya familiar personaje, ni aporta absolutamente nada al cine de mafiosos. Cine de cartón empañado por unas cuestionables decisiones artísticas que la hacen danzar con el ridículo al son de la música: película de personajes latinos interpretados por españoles pero locutada en inglés con forzado acento latinoamericano. El reparto no puede salvar el desastre, con un Bardem lastrado por sus protésis faciales y tripales y apenas un acercameinto superficial a su personaje, y una Cruz de expresiones faciales e interpretación vocal risible. Un craso error que además de restarle al relato mucha verosimilitud, es fuente de comedia involuntaria. En suma, apenas dinero, oficio por parte del departamento técnico y un manojo de escenas bien logradas (tampoco el maridaje con hermosos temas rock da rédito artístico alguno) que es, con diferencia, el peor trabajo de Aranoa hasta la fecha. 6,0/10
Definitivamente, el fin está ya muy cerca, pues mañana apenas me limitaré a ver una anómala obra precedida por vítores en otros festivales. Por ahora puedo afirmar que ha sido un gran festival, y si el día de hoy fue menos productivo en calidad y cantidad de películas visionadas, pero aún así me permitió ver una de las cuatro mejores películas de la Sección oficial. Mañana veré una película en una sección en la que hasta ahora no había indagado, una propuesta desafiante pero a la que espero con anticipación. Mañana os comentaré mis impresiones, así como unas conclusiones generales de todo el festival.