Tras una primera incursión breve pero amena, el jueves 26 de octubre fue mi primer día de cobertura completa del festival de cine fantástico. De la compañía de amigos como los de Moobys o Cine y sé feliz, disfrutamos de interesantes debuts cinematográficos de identidad nacional y de una de las películas más aplaudidas por el público de Sitges. Todo ello sin dejar de lado dispares cortometrajes, de la mano en algunos casos de sus equipos técnicos y artísticos, presentes en la sala. Ninguno de los filmes visionados me hizo replantearme los parámetros con los que analizo la existencia, pero no vi ninguna mala película, peligro que siempre acecha con el cine de género. Fueron películas, a nivel narrativo, interesantes y diferentes, y aunque acabadas a medias, todas ellas son germinaciones de semillas creativas personales y por, otra parte, honestas. Me adentro en el meollo.
A las 17:00, en la Sala 1 del Cinesa Proyecciones, se proyectaron una doble sesión corto+largo de la Sección Oficial: en primer lugar comenzamos con el cortometraje fantástico británico Robot y espantapájaros/Robot & Scarecrow, dirigido por Kibwe Tabares y producido, entre otros , por Michael Fassbender. En un futuro utópico, un espantapájaros y una cantante pop robótica a la fuga se conocen en un festival de música veraniega. Durante las pocas horas restantes hasta que la batería de ella se agote, vivirán una intensa historia de amor. Un corto en el que el estudio de animación Factory fifteen echa el resto recreando digitalmente a los amantes autómatas a partir de la captura de movimiento de las interpretaciones de Jack O´Connell y Holliday Grainger, siendo la mayoría de actores extras grabados durante un festival real. Si bien la historia, típica fábula romántica, no presenta demasiada enjudia, el corto enternece y deleita con una notable factura técnica. 6,5/10. A continuación se proyectó el ganador del premio a Mejor película de la Sección a competición del último festival South by Southwest de Austin: el thriller psicológico La isla más bonita/Most beautiful island, debut en la dirección de largometrajes de la española Ana Asensio, que también la escribe y protagoniza. Juliana es una joven y apuesta inmigrante ibérica que malvive sin papeles en la gran manzana neoyorquina, feroz y frenética, bestia sin escrúpulos. Con un piso del que debe el alquiler, que comparte con alguien que posee todos los elementos de utilidad de la casa, e incapacitada para recibir atención médica, Juliana sufre sin ver el final del túnel, haciendo malabarismos en soledad para equilibrar su tiempo como niñera de unos críos que la denostan y como anunciante callejera de una franquicia de pollos asados. Hasta que un día su compañera rusa Olga la invita a formar parte de un suculento negocio: vestirse mona y atractiva para ser la chica objeto de una fiesta de la que nada sabe pero en la que pagan mucho dinero. Ella acepta, pero pronto descubrirá que este misterioso negocio clandestino es más turbio e inquietante de lo que podía imaginar. Una película modesta, corta y sencilla, con pocos personajes y medios, y todo el grano de la película de Super 16 mm. Un ejercicio de cine social realista en su forma (cámara en mano y encuadres cerrados sobre el personaje) con intriga y perturbación propias del mejor Lynch. En suma, una interesante descripción de personaje, y un seductor ejercicio de manejo de la tensión y de creación de atmósferas opacas y opresivas. Ana Asensio interpreta a Juliana con presteza física y gestual, y tanto el diálogo como la acción se muestran muy creíbles. En la película sucede muy poco, y una vez ella llega al lugar de la fiesta los últimos veinte minutos, o tal vez media hora, de la película es principalmente esperar a que Juliana entre por la puerta del terror. Y, además, la película no acaba, sino que se detiene, sin final alguno. Pero consigue la nada fácil tarea de, con los mínimos elementos, clavarte a la butaca tenso y expectante durante toda la narración. Muy interesante. 6,8/10
A las 19:00, en la misma sala, continuamos en la Sección Oficial con un pase muy popular: primero, el cortometraje cómico español Defuncionario, dirigido por Wiro Berriatúa y protagonizado por el simpático César Camino, con la colaboración de Javier Gurruchaga o el gran Pedro Casablanc. Alberto se ha despeñado en coche por un barranco y está a punto de fallecer. Pero, por un error burocrático, ha llegado al limbo antes de tiempo, le han borrado la memoria y han dejado su cuerpo con la mente de un pez, que además será pronto descubierto antes de morir. Para arreglar este absurdo desaguisado, Alberto tendrá que lidiar con el embrollado ajetreo burocrático del funcionariado intergaláctico de los fallecidos. Una idea que funcionaría muy bien como un cómic, un relato corto o un sketch televisivo. Y como per se el guión es sagaz, el cortometraje resulta divertido. Pero, con el respeto de mi buen amigo Raúl Sáez (un estupendo actor al que he tenido el placer de dirigir en el cortometraje Paideia), que tiene un pequeño papel en el corto, el mismo es secreción a nivel audiovisual. Desagradable de puro chusco. Duele ver a Casablanc en un producto así. 4,8/10. Le siguió la proyección de la comedia terrorífica, Tragedy girls, dirigida por Tyler MacIntyre y muy aplaudida por el público en el último Sitges. El pueblo de Riverdale se ha visto sacudido en los últimos meses por unos sanguinarios asesinatos. Las amigas adolescentes Sadie (Brianna Hildebrand) y Mckayla (Alexandra Shipp) están convencidos de que se debe a las fechorías de un asesino en serie, y deciden capitalizar esta amenaza y la negligencia del Sheriff del pueblo en éxito y popularidad para su iniciativa Tragedy girls, una plataforma de vídeos de prevención ante el crimen que tienen presencia en Youtube y todas las redes sociales, dónde se hallan activas avivando la polémica. Dos muchachas que aprovechan el horror en su beneficio online, y que estarán dispuestos a implicarse en primera persona para que los crímenes continúen. Una parodia de instituto de la adicción por las redes del millenial y del slasher americano, en una película gamberra que no tiene reparos en adentrarse en la carnaza explícita, pero siempre desde un enfoque cómico ajeno a la perturbación psicológica. Un retrato minucioso de un peculiar par de psicópatas, estupendamente interpretado por sus carismáticas actrices. Un ejercicio de comedia de temática de horror que, a diferencia de Feliz día de tu muerte, no se queda en el cliché y el romanticismo blando sino que se adentra sin prejuicios en el fango del perfil psicológico de los asesinos, revirtiendo tópicos con mala baba y acierto y ofreciendo dobles lecturas interesantes sobre el perverso uso que se puede llegar a dar a las redes sociales, en ese mundo dónde todo se banaliza por la popularidad, y es la primera película que veo que integra con acierto el lenguaje de internet. Tropieza en su parte intermedia con un capítulo errado y convencional de separación de las amigas y purificación amor mediante de una de ellas, pero más allá de este desliz hablamos de una propuesta honesta que ofrece el máximo exponente de lo que su género y premisa permiten, divirtiendo sin prejuicios y balanceándose sobre el alambre de la corrección y moralidad. Muy recomendable para amantes del terror, y aquellos que sepan quitar hierro y reírse del descuartizamiento. 6,7/10
A las 22:00, en una Sala 1 abarrotada, se concluyó una estimable jornada: Gotas, dirigido por Sergio Morcillo y producido por Darko Decimavilla, que fue a mi mismo grupo Scout, el gran Grupo 1 Santiago el Mayor. La pubescente Marta, sola y huérfana de padres, asesinados, sufre psicológicamente en su habitación, asediada por un dolor que anida en su interior y desquiciada por las gotas. Armada de fuerza, enfrentará sus miedos y fantasmas personales y destruirá al más temible monstruo, que vive dentro de uno de sus seres más queridos. Un cortometraje bien producido, con un buen uso del maquillaje y un competente diseño sonoro, y cómo corto de terror es bastante potable. Pero sus pésimas interpretaciones y burdo contenido hacen que no haya mucho de dónde rascar. 5,4/10. Acto seguido, y después de que el equipo técnico y artístico del corto y sus hordas de amigos con las que habían llenado la sala tuvieran el lamentable gesto de abandonar la sala a oscuras una vez hubo finalizado el corto, se proyectó la gallega Dhogs, debut en la dirección de Andrés Goteira que también se vio en Sitges. Un veterano taxista trabaja en la noche. Un hombre de negocios flirtea con una chica en el bar de un hotel. Una señora ajada y su callado hijo regentan una gasolinera de carretera. Y en un desierto, un anciano resguarda su cabaña con un perro que no quiere comer. Un hombre joven mira un televisor mientras espera la visita de su hijo, y la audiencia de un teatro observa expectante. Todos estos escenarios se verán conectados en una impredecible espiral de violencia y un ambiguo juego entre realidad y la ficción, con formas cambiantes. Un thriller que busca inquietar, y que plantea mil preguntas y no da casi respuestas. Un galimatías confuso de sugerentes atmósferas narrativas. Un galimatías inconsistente, por cambiante, en su mediano look visual y su tono, cuya trama es pobre, aleatoria y confusa. Pero que adquiere interés y valía por la manera en que se presenta el relato, cuyos tres capítulos (Taxi, Canes y Dhogs, anagrama de los sumisos Dogs y los perversos Hogs) son maleable espacio-tiempo, que nunca sabemos si son realidad, obra de teatro o hiperrealista videojuego en primera persona. Una película curiosa no por lo que dice sino por sus envolventes silencios (de nuevo, un gran diseño sonoro). Una entrañable anomalía. 6,0/10
Me fui a la cama con un buen sabor de boca, pues fui sorprendido por la película de cierre, todas mis expectativas fueron satisfechas o superadas, y en el que constaté cómo el género también disfruta de buena salud en España, pese a las penurias presupuestarias y a la falta de una audiencia cuantiosa. Mañana será el turno de atacar los clásicos, y de disfrutar de una de las películas más anticipadas de la Sección oficial. De todo ello les mantendremos informados desde esta humilde plataforma.